Préndete de tus hijos, de tus amigos y de tu propia vida. Pestilencia y sangre: tu tierra será el camino común para la pestilencia y la sangre. Aunque esta profecía se cumpliría en el presente, en la destrucción de Jerusalén por los caldeos; sin embargo, bien puede suponerse que debe esperar la destrucción final de la misma por parte de los romanos, cuando Dios acabe por completo con la nación judía y provoque que su furia se apodere de ellos.

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