Jacob se aclara a sí mismo dando la verdadera razón por la que se fue sin que Labán lo sepa; temía que Labán se llevara a la fuerza a sus hijas y lo obligara a continuar en su servicio. En cuanto al cargo de robar los dioses de Labán, se declara inocente. No solo no se los llevó él mismo, sino que no sabía que se lo habían llevado.

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