Y José se postró sobre el rostro de su padre, lloró sobre él y lo besó; José mostró su fe en Dios y su amor por su padre besando sus labios pálidos y fríos, y así le dio una afectuosa despedida. Probablemente el resto de los hijos de Jacob hicieron lo mismo, muy emocionados, sin duda, con sus últimas palabras.

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