Oh Señor, el profeta reflexionando sobre esas grandes y gloriosas profecías que había entregado, interrumpe el curso de sus profecías y estalla en una celebración solemne de las maravillosas obras de Dios. Tus consejos, de los cuales proceden todas tus obras, y que de vez en cuando has revelado a tus profetas y a tu pueblo, que fueron en la antigüedad, y fueron concebidos desde la eternidad, son verdaderos y firmes, y ciertamente se cumplirán.

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