Igual: todas estas diferencias mundanas terminan con la muerte y yacen en la tumba sin ninguna distinción. Para que nadie pueda decir quién es bueno y quién es malo por los acontecimientos que le acontecen en esta vida. Y si un impío muere en un palacio y otro en un calabozo, se encontrarán en la congregación de muertos y condenados; y el gusano que no muere, y el fuego que no se apaga, serán iguales para ambos: lo que hace que esas diferencias sean insignificantes y no dignas de desconcierto.

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