Seguí completamente al Señor, cuya autoevaluación es justificable, porque era necesaria, como base de su petición. Por tanto, no fue vana gloria en él hablarlo: no más de lo que lo es para aquellos que tienen el espíritu de Dios testificando con sus espíritus, que son hijos de Dios, el decir con humildad y gratitud a los demás, para su ánimo, lo que Dios ha hecho por sus almas.

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