Una ofrenda por el pecado - Por la cual confesó sus abortos involuntarios, a pesar de la rigurosidad de su voto y toda la diligencia que pudo usar, y en consecuencia reconoció su necesidad de la gracia de Dios en Cristo Jesús, el verdadero nazareo. Por las ofrendas de paz. Por el agradecimiento a Dios, que le había dado la gracia de hacer y, en cierta medida, de guardar tal voto. Así que ofreció las tres clases de ofrendas, para poder cumplir hasta el momento toda justicia y profesar su obligación de observar la voluntad de Dios en todas las cosas.

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