En ese día - De quitar los pecados de mi pueblo. ¿Llamaréis? Os invitaréis unos a otros a refrescaros del dulce fruto de la vid y de la higuera. Cuando se quita la iniquidad, recibimos preciosos beneficios de nuestra justificación, más preciosos que los frutos de la vid o la higuera. Y descansamos en dulce tranquilidad, callados del miedo al mal.

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