LA ASAMBLEA DE LOS SANTOS

-- Hebreos 10:1-39 --

Los judíos estaban muy envueltos en la dispensación levítica. Sin embargo, el escritor aquí nuevamente les recuerda que los sacrificios de ese tiempo antiguo fueron insuficientes para quitar el pecado. El propósito y la voluntad de Dios era proveer salvación para el mundo. El hombre debía servir a Dios y así prepararse para el cielo. Esta salvación y servicio fue posible gracias a la encarnación de Cristo, Su muerte por nuestros pecados y Su sacerdocio.

Entendamos el honor de ser cristiano y las responsabilidades que van con ese honor. Somos bendecidos de vivir bajo el Nuevo Pacto, con Jesucristo como nuestro Sumo Sacerdote. Bajo este Nuevo Pacto tenemos acceso al Lugar Santísimo por la sangre de Jesús.

El resultado de tener a Jesús como Sumo Sacerdote sobre la Iglesia es que debemos caminar fielmente, caminar rectamente, mantener nuestra profesión, exhortar a otros cristianos a permanecer fieles y nunca abandonar la asamblea de los santos. Nos mantendremos fieles cuando comprendamos el peligro y las terribles consecuencias de la apostasía.

Para permanecer fieles debemos meditar en las misericordias pasadas de Dios. Debemos concentrarnos en la ayuda que Él nos ha brindado al enfrentar las tentaciones. Si tenemos cuidado de no desechar nuestra confianza, entonces recibiremos la promesa de Dios si cumplimos pacientemente Su voluntad mientras vivamos. "Ahora bien, el justo por la fe vivirá; pero si alguno retrocede, mi alma no se complacerá en él". ( Hebreos 10:38 )

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