Graves quejas contra Pablo Hechos 25

Dios quería que la inocencia de Pablo fuera probada ante el mundo. De lo único que era culpable era de tener fe en Jesús como el Cristo y de predicar la resurrección de entre los muertos. Los judíos parecían aumentar en su odio hacia Pablo. Le pidieron a Festo que lo trajera a Jerusalén porque planeaban atacarlo y matarlo en el camino. Festo no pudo hacer esto porque Pablo pidió ser juzgado por el emperador romano.

La conducta de Pablo ante estos gobernantes fue la de un hombre que da testimonio de la verdad. Su relación con Dios era obvia mientras lidiaba con estas circunstancias difíciles. Había sido el fiel misionero de Dios entre los gentiles. Había predicado a Cristo como el fin de la Ley. Esto no debería haber sido una ofensa contra los judíos. Sin embargo, ahora está sujeto al odio ciego de estas personas.

Pablo era un hombre que tenía un gran respeto por las leyes del país. De buena gana aceptaría cualquier castigo que mereciera por predicar a Cristo como la única esperanza del hombre. Pablo no estaba dispuesto a aceptar la injusticia cuando había un tribunal superior al que podía apelar.

Agripa y Festo tenían más interés en ser políticos que en servir al Creador. Qué triste para hombres como estos que han tenido la gran oportunidad de ser instruidos acerca de la resurrección de Cristo y la esperanza del hombre y sin embargo han rechazado esa esperanza. Estos gobernantes escucharon a Pablo no para aprender la verdad sino para satisfacer su curiosidad. ¡No había nada seguro de lo que estos gobernantes pudieran acusar a Pablo!

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