Aprendiendo los caminos de Dios

Miqueas cuatro

El monte de la casa del Señor que se estableció en Jerusalén era la iglesia de Cristo. Isaías y Miqueas fueron contemporáneos. Dios los inspiró a ambos a escribir un mensaje idéntico. Isaías escribió: "La palabra que Isaías hijo de Amoz vio acerca de Judá y de Jerusalén Y acontecerá en los postreros días, que el monte de la casa de Jehová será establecido como cabeza de los montes, y será exaltado sobre los collados, y todas las naciones correrán hacia él.

Y muchos pueblos irán y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y él nos enseñará sus caminos, y andaremos por sus veredas; porque de Sión saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová. Y él juzgará entre las naciones, y reprenderá a muchos pueblos; y ellos convertirán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra.

( Isaías 2:1-4 ) Con los ojos de un profeta Miqueas ve la palabra de Dios que sale de Jerusalén para llevar a los hombres ya las mujeres a la salvación.

El Salvador resuelve los conflictos entre individuos y naciones. El Mesías y Su mensaje cambia los corazones y las acciones de las personas. Miqueas escribió: “No alzará espada nación contra nación, ni se ensayarán más para la guerra”. Esta no es una paz en la que la gente ha sido golpeada con espada, sino la paz en la que la gente ha sido levantada con el evangelio. En la iglesia o reino de Dios la gente estará libre de la ignorancia porque “Él nos enseñará sus caminos.

En el reino o iglesia habrá paz perfecta porque "Ni se adiestrarán más para la guerra". Habrá libertad de la miseria porque "cada uno se sentará debajo de su vid y debajo de su higuera". Y todo temor se habrá ido porque " nadie los atemorizará.” Disfrutarás de gran bendición y paz si vives tu vida para el Señor.

En la mayoría de los casos, el profeta primero habla sobre el reino físico de Israel y luego lo aplica al reino espiritual o iglesia. Sin embargo, Miqueas habló de la iglesia y luego pasó a discutir la restauración del Israel físico. Dios prometió tomar a los cojos y marginados y hacer de ellos una nación. Habría gloria para la nación, pero sólo seguiría un dolor severo. Una parte del dolor que experimentaría la nación tenía que ver con la falta de liderazgo.

No tenían rey ni consejero para dirigir el camino. Muchas naciones se opondrían a Israel, pero Dios se ocuparía de los enemigos de Su pueblo. El Señor prometió que cuando restaurara a los judíos de Babilonia, les daría poder.

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