JUSTIFICADO POR LA FE QUE OBRA

-- JAMES DOS --

El capítulo dos de Santiago describe el pecado de respetar a las personas. Mostrar parcialidad en nuestro trato a los demás es pecaminoso. Dios no muestra parcialidad al tratar con el hombre y nosotros tampoco deberíamos hacerlo. "Entonces Pedro, abriendo su boca, dijo: En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas, sino que en toda nación es acepto el que le teme y obra justicia". ( Hechos 10:34-35 ) En el mundo se suele mostrar favoritismo por razones de riqueza, posición, educación o raza. No puede ser así entre el pueblo de Dios.

La Ley Real de Dios requiere que amemos a nuestro prójimo como nos amamos a nosotros mismos. "Si cumplís la ley real según la Escritura: Amarás a tu prójimo como a ti mismo, bien haces". ( Santiago 2:8 ) Si cumples la Real Ley de Dios haces bien, pero si haces acepción de personas, entonces practicas el pecado.

Santiago mostró que la fe salvadora es una fe activa. No puede haber religión verdadera cuando el hombre no obedece la Ley de Dios. Demostró que si un hombre debe obedecer cada parte de la ley menos una, por eso es culpable de violar la ley en su totalidad. ( Santiago 2:10 ) Dios es la autoridad de todo punto de la Ley. El que no respeta ni un solo punto, le falta el respeto a Dios.

Todos se enfrentarán a Dios en el juicio. Seremos juzgados, imparcialmente, por los principios de la voluntad de Dios. En el día del juicio sabremos con certeza que la fe no puede salvar a un hombre a menos que haya también obras. Hay un tipo de fe que hasta los demonios tienen. Esta clase de fe no puede salvar a un hombre.

Abraham y Rahab se citan como ejemplos de aquellos que tienen fe salvadora. Fueron salvados por la adecuada realización o cumplimiento de su fe. Un cuerpo muerto sin alma no puede pretender ser un hombre vivo, y tampoco una fe muerta, una fe sin obras, puede pretender ser una fe salvadora.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad