Y destruyó aquellas ciudades y toda la llanura.

Este lenguaje parece señalar cambios físicos en la llanura, posiblemente su depresión por fuerzas sísmicas, en el momento de la catástrofe, hasta ser desbordada por las aguas del lago. La vecindad ha sido, en períodos posteriores, perturbada por terremotos. Tiberíades, en la cabecera del valle, ha sido así derribada; en 1859 un terremoto destruyó a muchos miles de personas en el valle de Baalbec.

Josefo declara que el Mar Salado envió hacia arriba en muchos lugares masas negras de asfalto. Después de un terremoto en 1834, masas de asfalto se desprendieron y arrojaron desde el fondo, y lo mismo ocurrió en 1837.

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