Lo hizo montar en el segundo carro.

El primer carro era aquel en el que viajaba el rey; el segundo carro pertenecía al hombre que ocupaba el segundo rango en Egipto. Estos eran carros estatales.

Dobla la rodilla.

Como llevaba el sello real y era el representante del rey, su progreso, cuando viajaba, era en estado real, y lo precedían heraldos que gritaban: "Dobla la rodilla". Las calles de las ciudades egipcias son tan estrechas que los corredores suelen preceder a los carruajes para despejar el camino.

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