La indignada protesta de estos veinte años de Jacob proclama (1) su antigüedad en el servicio, (2) su perfecta honestidad, (3) su resistencia sin quejas a las dificultades, a pesar de los caprichosos cambios en su salario. Y ahora que se fue de Harán, fue solo por la misericordia de Dios, y no por la bondad de Labán, que no se fue con las manos vacías.

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