El profeta, reconociendo el fracaso de su obra con respecto a la nación, prepara un registro escrito de su enseñanza y lo deposita como documento sellado bajo la custodia de sus discípulos. Con este acto solemne forma un círculo interior de fraternidad religiosa, que es el núcleo del nuevo pueblo de Dios. Ver Introducción General. pags. xxxii.

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