La historia de la realeza continúa. David se establece en Jerusalén, y Jehová confirma el reino en sus manos, y es enaltecido a causa de Su pueblo. Habiendo consultado a Dios y seguido exactamente sus instrucciones, David obtiene dos veces una victoria completa sobre los filisteos. Siendo así bendecido por Jehová, su fama se extiende por todas las tierras.

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