En mi opinión, es más bien la casa de Salomón la que prefigura a la iglesia, como tal, en relación con Cristo; el templo, la casa del Padre en lo alto, donde somos llevados a morar. "Somos su casa"; como la casa del bosque del Líbano prefigura su gloria entre los gentiles. El pórtico del juicio caracteriza este glorioso reinado. La gloria no estaba toda en el exterior. El patio interior era igualmente hermoso.

La gloria tampoco estaba escondida. El atrio exterior, así como el interior, exhibieron Su gloria real que construyó el conjunto. Era lo mismo también hacia el gran atrio exterior. Así aun el atrio grande, así como el atrio interior de la casa de Jehová, fue edificado con piedras preciosas y con cedro. La casa en sí tenía su peculiar gloria. Todo manifestaba la gloria, las riquezas y el poder del gran rey.

Con respecto a esta gloria exterior, la hija de Faraón tenía una casa similar a la del rey. Esta gloria exterior de los muros, de los atrios de Jehová, de la casa del rey y de todas las demás, exhibe la conexión entre estas cosas en Cristo en el día de Su gloria manifestada.

Los utensilios de la casa de Jehová se hicieron a una escala mucho mayor que los del tabernáculo; pero eran los mismos, aunque mayores en número. Las únicas cosas nuevas fueron los pilares, Jachin y Booz; es decir, "Él afirmará", y "en Él está la fuerza" (nombres que hacen evidente el significado de estos pilares). No dudo que el pasaje de Apocalipsis 3:12 alude a estos pilares. Encontramos aquí también reconocida la unión de judíos y gentiles; y los últimos empleados en la obra del templo de Jehová.

El arca no se altera. Fue puesto en el templo, que no era más que una casa para su recepción, como el asiento de Su presencia que habitaba entre los querubines. En cuanto a la señal de la presencia de Dios y del establecimiento de Su trono en la tierra, el arca había entrado en su reposo, así como Jehová, cuyo asiento era (comparar Salmo 132:8 ).

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