El siguiente comentario cubre los Capítulos 35 al 40.

Además de la separación de Israel de los habitantes de la tierra en la que iban a morar, que se encuentra en el capítulo 34, hay en el capítulo 35 otra parte de las instrucciones de Moisés que dio cuando descendió. No es ahora la certeza de entrar, y la conducta adecuada a los que han encontrado la gracia, absteniéndose de todo lo que pueda tender a traer el pecado de vuelta cuando estaban disfrutando de los privilegios de la gracia; Moisés les habla de la porción del pueblo bajo la influencia de esa comunicación que el mediador, como cabeza de la gracia, había establecido.

El día de reposo [1] está señalado; y, además, su pueblo (gracia así manifestada) es alentado a mostrar su buena voluntad y su liberalidad en todo lo que se refiere al servicio de Dios. En consecuencia encontramos la manifestación del espíritu de sabiduría y de don en el servicio; Dios llamando especialmente por nombre a aquellos que Él diseñó más particularmente para la obra. Esto se hizo generosamente: trajeron más de lo suficiente; y todo hombre sabio de corazón trabajaba, cada uno en las cosas para las que estaba dotado; y Moisés los bendijo.

Así fue levantado el tabernáculo, y todo puesto en su lugar, conforme al mandamiento de Dios. Acto seguido (lo que podríamos haber comentado antes), se unge todo con aceite. Cristo fue así consagrado, ungido con el Espíritu Santo y con poder; y además, habiendo hecho Cristo la paz con su sangre, teniendo todas las cosas para reconciliar (siendo Aquel que primero descendió, y luego subió, para llenar todas las cosas con su presencia, según el poder de la redención en la justicia y el amor divinos), la unción del Espíritu Santo debe llevar la eficacia de este poder en la redención por todas partes.

Por eso el tabernáculo había sido rociado con sangre. Es del poder de la presencia del Espíritu Santo de lo que se habla, de no nacer de nuevo. Dios toma posesión del tabernáculo por Su gloria, y la nube de Su presencia y de Su protección se convierte en la guía del pueblo (ya perdonado), feliz y tan grandemente bendecido, al estar bajo el gobierno y guía de Dios, y al mismo tiempo al mismo tiempo su habitación y su heredad. Pero todo seguía dependiendo de la obediencia humana, la obediencia del pueblo, y la expiación, aunque revelada en figura, no se cumplió de hecho.

Nota 1

El día de reposo siempre se encuentra siempre que haya algún principio de relación establecido entre el pueblo y Dios; es el resultado propuesto en toda relación entre Dios y su pueblo, que entren en su reposo. Debe notarse que, mientras que el pueblo claramente está sujeto a la ley, el principio de las segundas tablas era la ley después del presente perdón y misericordia. Este es exactamente el terreno en el que los cristianos quieren estar ahora: introducir la ley después de la gracia y la misericordia.

Pero esto es lo que Pablo llama el ministerio de muerte y condenación. Porque, la primera vez que subió, su rostro no resplandecía; y es a eso a lo que se refiere el apóstol en 2 Corintios 3 .

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