Además, esta paz con los gabaonitas solo trajo nuevos ataques contra Israel. Pero ahora todo está claro. Jehová le dice a Josué: "No los temas, porque en tu mano los he entregado". Esto es todo lo que significa el conflicto para quien camina en el Espíritu delante de Dios. Debe haber conflicto, pero el conflicto es sólo victoria. Es el Señor quien ha entregado al enemigo en nuestras manos; nadie puede pararse frente a nosotros.

Todas las cosas son nuestras. El sol se detiene y la luna mantiene su curso, dando testimonio del poder de Dios y del interés que tiene en bendecir a su pueblo. Podemos estar seguros de que, dondequiera que vaya el Espíritu, allí irán las ruedas ( Ezequiel 1:20 ). Josué derrotó a todos sus enemigos, porque Jehová, el Dios de Israel, peleó por Israel.

Esta vez fueron fieles, no hicieron las paces. ¿Qué tenían que hacer los cananeos en la tierra de Jehová? ¿Tiene Satanás algún derecho sobre la tierra prometida? Esta es la luz en la que Josué siempre contempla la tierra de Canaán ( Josué 10:27 ). Pero, después de la victoria, Israel volvió al campamento de Gilgal. Ya hemos explicado lo que significa Gilgal.

Pero el regreso allí de los conquistadores de los reyes cananeos contiene la lección instructiva de que, cualesquiera que sean nuestras victorias y nuestras conquistas, siempre debemos regresar al lugar que nos corresponde ante Dios en la aniquilación del yo; a la aplicación del conocimiento que tenemos de Dios (la resurrección de Cristo habiéndosenos puesto en los lugares celestiales), al juicio y la mortificación de la carne, a la circuncisión espiritual, que es la muerte de la carne por el poder de la resurrección .

Hay un tiempo para actuar y un tiempo para estar quietos, esperando en Dios para que seamos aptos para la acción. La actividad, el poder que nos asiste, el éxito, todo, tiende a alejarnos de Dios, o al menos a dividir la atención de nuestro voluble corazón. Pero el campamento es el punto de partida para la victoria, y el retorno del triunfo por la verdadera fuerza es siempre para Gilgal. No es allí donde el enemigo nos ataca si somos fieles. El ataque estará de nuestro lado, sean cuales sean las maniobras de nuestros adversarios.

Observemos también que, a pesar de los fracasos del pueblo y de Josué, al final todo salió bien. Hubo faltas, y estas faltas recibieron su castigo, como en el caso de Gabaón y de Hai. Pero, siendo el andar del pueblo fiel en lo principal, Dios hizo que todo obrara para bien. Así, la paz con Gabaón condujo a la victoria sobre los reyes que atacaban a ese pueblo. Había motivos para la humillación y el castigo en los detalles de su historia; pero, como un todo, la mano de Dios aparece en él de la manera más manifiesta.

Rara vez damos cada paso de nuestro camino con fe y dependencia de Dios. Hacemos bien en humillarnos a causa de esto. Pero cuando el objeto es el objeto del Señor, Él va delante de nosotros y ordena todas las cosas para el triunfo de Su pueblo en esta guerra santa, que es Su propia guerra. Sólo los fracasos pueden dar sus frutos durante mucho tiempo.

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