Por gracia, la fe había levantado el altar, y los gentiles no habían tenido nada que ver con él, excepto por el servicio voluntario; pero cuando la ciudad ha de ser reedificada, es el gobernador designado por los gentiles quien ocupa el lugar destacado, habiendo tocado Dios el corazón de estos gentiles y dispuesto a favorecer a su pueblo. Vemos en Nehemías mismo un corazón conmovido por la aflicción de su pueblo, una muestra preciosa de la gracia de Dios; y Aquel que había producido este sentimiento dispuso el corazón del rey para conceder a Nehemías todo lo que deseaba para el bien del pueblo y de Jerusalén. Vemos también en Nehemías un corazón que habitualmente se volvió a Dios, que buscó su fuerza en Él, y así superó los mayores obstáculos.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad