Salmo 130:1-8

1 Canto de ascenso gradual. De lo profundo de mi ser clamo a ti, oh SEÑOR.

2 Señor, escucha mi voz; estén atentos tus oídos a la voz de mi súplica.

3 Oh SEÑOR, si tienes presente los pecados, ¿quién podrá, oh Señor, mantenerse en pie?

4 Pero en ti hay perdón para que seas reverenciado.

5 Yo espero en el SEÑOR; mi alma espera. En su palabra he puesto mi esperanza.

6 Mi alma espera al SEÑOR más que los centinelas a la mañana; sí, más que los centinelas a la mañana.

7 Oh Israel, pon tu esperanza en el SEÑOR, porque en el SEÑOR hay misericordia y en él hay abundante redención.

8 Él redimirá a Israel de todos sus pecados.

Salmo 130 retoma otro tema, del que hemos encontrado claras huellas ante los pecados de Israel entre el pueblo y Dios. No se trata, sin embargo, ahora meramente de una angustia legal. La confianza en Jehová la caracteriza, aunque acompañada de profunda angustia y humillación. Este es el efecto de la conexión del sentido del pecado y de la misericordia en el alma.

La mera angustia legal es más egoísta en su terror, aunque admirable por destruir la confianza en uno mismo y arrojar misericordia; la convicción con el sentido de la misericordia es más el sentido de agraviar al Dios de bondad. Es un trabajo más profundo después de todo. Aquí hay perdón con Jehová para que sea temido, y el alma espera en Jehová, aunque haya clamado desde lo profundo. Hay deseo, se busca la gracia, así como también se espera a Jehová, Versículo 6, ( Salmo 130:6 ).

El trabajo preliminar se establece en el versículo 7 ( Salmo 130:7 ), mientras que el versículo 8 ( Salmo 130:8 ) muestra confianza en los resultados completos. El versículo 4 ( Salmo 130:4 ) es el reconocimiento recto de dónde vino la necesidad, la gracia satisfaciendo esa necesidad; Versículo 7, ( Salmo 130:7 ), lo que se puede contar en Jehová; Versículo 8, ( Salmo 130:8 ), la plena cuenta de ello para Israel, es decir, la redención, no de las tribulaciones, sino de las iniquidades.

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