61. También cada enfermedad y cada plaga. Este pasaje confirma lo que he dicho sobre la peste y la enfermedad, porque la enfermedad se erige primero como la especie, y luego sigue la peste, que tiene un significado más amplio y comprende todas las maldiciones en sí misma. Aún así, después de haber enumerado tantas formas de castigo, declara que Dios está armado con otras armas para golpearlos; y seguramente como Sus bendiciones son infinitas e innumerables, así también Su poder es incomprensible para vengar el desprecio de Su Ley. La posteridad ha experimentado, y también ahora, en parte, percibimos en parte cuán verdaderas eran estas amenazas; porque, como la obstinación de los hombres ha estallado y se ha exaltado cada vez más, los castigos nuevos e inéditos han abundado de Dios, como un diluvio.

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