17. Y tomarás esta vara. No hay duda de que Dios eligió la vara de este pastor para ser el instrumento de su poder, a fin de confundir aún más el orgullo de Faraón. ¿Por qué más que vergüenza y reproche podría traerle a Moisés que llevara consigo al ladrón con el que hasta ahora había guiado a sus ovejas en sus pliegues y casuchas? Este símbolo, entonces, de una ocupación rústica y despreciable, se oponía al cetro de Faraón, no sin humillación. A este respecto, por lo tanto, la obediencia de Moisés es digna de alabanza, porque no se avergüenza de una apariencia mezquina y humilde, sino que voluntariamente lleva su vara, y así se hace a sí mismo como nada, y glorifica a Dios. Por lo general, Dios no suele esconder sus tesoros en vasijas de barro y elegir "las cosas débiles del mundo para confundir las cosas poderosas". Pero a partir de que Moisés recibió la orden de hacer los milagros con la vara, deducimos que las señales externas a menudo son utilizadas por Dios, cuando obra por su propia mano; no para derogar en absoluto su poder, ni para ocultar su elogio, sino para manifestar que todo el mundo está sujeto a él, y que él aplica libremente a cualquier uso que le plazca, cosas que de otra manera no tienen importancia.

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