3. Y ellos dijeron: El Dios de los hebreos. Moisés y Aarón continúan con su mensaje; tampoco el orgullo del tirano disminuye o debilita su coraje al proclamar la gloria del Único Dios verdadero, que se había unido a ellos de manera peculiar. Y, ciertamente, este es el atributo de la fe, pisotear todo lo que se exalta en la tierra; ya que la verdad de Dios es superior a toda la grandeza humana. Tampoco podrían refutar más eficazmente esa palabra profana e impía, "No conozco al Señor", que afirmando nuevamente que el Dios verdadero es el Protector de su nación, y que esto se les ha revelado en una manifestación abierta de Sí mismo. La amenaza, que agregaron, amonesta a Faraón de que su rebelión no quedará impune si evita que la gente adore a Dios; porque si se vengaría de las personas que fueron retenidas en contra de su voluntad, ¿cómo podría escapar impunemente, quien profesamente entró en contención con Dios? Cuando, entonces, declaran que les ocurriría alguna calamidad a menos que obedecieran el llamado de Dios, intiman que el Faraón debe tener cuidado con alguna visita mayor.

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