2. Ella le dio a luz un hijo a Abraham. Esto se dice de acuerdo con la manera habitual de expresarse, porque la mujer no es la cabeza de la familia ni da a luz propiamente para sí misma, sino para su esposo. Sin embargo, lo que sigue es más digno de notar: "En su vejez, en el tiempo señalado que Dios había predicho". La vejez de Abraham, en efecto, ilustra en gran medida la gloria del milagro. Y ahora Moisés, por tercera vez, nos recuerda la palabra de Dios, para que la constancia de su verdad esté siempre presente en nuestras mentes. Y aunque el tiempo había sido predicho tanto a Abraham como a su esposa, este honor se atribuye expresamente al hombre santo; porque la promesa se le había dado especialmente por su causa. No obstante, ambos son mencionados claramente en el contexto.

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