19. Estas son las generaciones de Isaac. Debido a que lo que Moisés dijo acerca de los ismaelitas fue incidental, ahora vuelve al tema principal de la historia, con el propósito de describir el progreso de la Iglesia. Y en primer lugar, repite que la esposa de Isaac fue tomada de Mesopotamia. Él la llama expresamente la hermana de Labán el sirio, que en el futuro se convertiría en el suegro de Jacob, y con respecto a quien tenía muchas cosas que contar. Pero es principalmente digno de observación que declara que Rebekah fue estéril durante los primeros años de su matrimonio. Y luego veremos que su esterilidad continuó, no durante tres o cuatro, sino durante veinte años, para que su propia desesperación por la descendencia pudiera dar mayor brillo a la repentina concesión de la bendición. Pero nada parece menos acorde con la razón, que la propagación de la Iglesia debe ser, por lo tanto, pequeña y lenta. Abraham, en su extrema vejez, recibió (como parece) un consuelo delgado por su larga privación de descendencia, al tener toda su esperanza centrada en un individuo. Isaac también, ya avanzado en años, y al borde de la vejez, aún no era padre. ¿Dónde, entonces, estaba la semilla que debería ser igual a las estrellas del cielo en número? ¿Quién no supondría que Dios estaba tratando engañosamente al dejar esas casas vacías y solitarias, que, según su propia palabra, deberían reponerse con una población abarrotada? Pero lo que está registrado en el salmo debe realizarse en referencia a la Iglesia, que "Él la convierte en la que había sido estéril para mantener la casa y ser una madre alegre de muchos hijos". (Salmo 113:9.)

Porque este origen pequeño y despreciable, estos avances lentos y débiles, hacen más ilustre el aumento que sigue después, más allá de toda esperanza y expectativa, para enseñarnos que la Iglesia fue producida y aumentada por el poder y la gracia divinos, y no por medios meramente naturales. Es ciertamente posible que Dios haya querido corregir o moderar cualquier exceso de apego en Isaac. Pero esto debe ser observado como la razón principal de la conducta de Dios, que como la semilla santa fue dada del cielo, no debe ser producida de acuerdo con el orden común de la naturaleza, con el fin de que aprendamos que la Iglesia no se originó en la industria del hombre, sino que fluyó de la gracia de Dios solamente.

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