30. Y ahora, ¿cuándo proveeré también para mi propia casa? Él argumenta que, después de haber dedicado tanto tiempo a trabajar para otro, sería injusto descuidar a su propia familia. La naturaleza prescribe este orden, que cada uno debe cuidar de la familia que se le ha encomendado. En este punto es aplicable el dicho de Salomón: "Bebe agua de tus propias fuentes y deja que los ríos fluyan hacia tus vecinos" (85). Si Jacob hubiera estado solo, podría haberse dedicado más libremente a los intereses de otro; pero ahora, siendo esposo de cuatro mujeres y padre de una numerosa descendencia, no debe olvidar a aquellos que ha recibido de la mano de Dios para criar.

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