23. Y lo persiguió durante un trayecto de siete días. Dado que la crueldad de Labán ahora estaba apaciguada, o al menos controlada, no se atrevió a amenazar severamente; más bien, dejando de lado su ferocidad, recurrió a halagos fingidos e hipócritas. Se quejó de que se le había causado un daño al mantenerlo ignorante de la partida de Jacob, a quien preferiría haber despedido con las habituales señales de alegría, como muestra de su afecto paternal. Así es como los hipócritas, cuando se les quita el poder de infligir daño, cargan falsas quejas sobre los buenos y sencillos, como si la culpa recayera en ellos. Por lo tanto, si en algún momento hombres malvados y pérfidos, después de habernos acosado injustamente, presentan algún pretexto de equidad en su favor, debemos soportar la iniquidad; no porque debamos omitir por completo una defensa justa, sino porque es inevitable que los hombres perversos, siempre dispuestos a hablar mal, nos echen descaradamente la culpa de crímenes de los cuales somos inocentes. Mientras tanto, debemos guardar prudentemente contra darles la ocasión en nuestra contra que buscan.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad