1. E Israel emprendió su viaje. Porque el hombre santo se ve obligado a abandonar la tierra de Canaán y dirigirse a otro lugar, ofrece, al partir, un sacrificio al Señor con el propósito de testimoniar que el pacto que Dios había hecho con sus padres se confirmaba y ratificaba en él. Aunque estaba acostumbrado a ejercitarse en la adoración externa de Dios, hubo una razón especial para este sacrificio. Sin duda, necesitaba entonces un apoyo especial para que su fe no flaqueara, ya que estaba a punto de ser privado de la herencia prometida y de la vista de esa tierra que era el tipo y la garantía del país celestial. ¿No podría haber pasado por su mente que hasta entonces había sido engañado con una vana esperanza? Por lo tanto, al renovar la memoria del pacto divino, aplica un remedio adecuado contra la apostasía de la fe. Por esta razón, ofrece un sacrificio en los mismos límites de esa tierra, como acabo de decir, para que sepamos que era algo más que un acto común. Y presenta esta adoración al Dios de sus padres para testimoniar que, aunque se está yendo de esa tierra a la que Abraham fue llamado, no se está separando del Dios en cuya adoración fue educado. Fue verdaderamente una prueba notable de constancia que, al ser expulsado por el hambre a otra región, de modo que ni siquiera se le permitiera vivir como forastero en la tierra de la cual era el legítimo señor, aún conservara, profundamente arraigada en su mente, la esperanza de su derecho oculto. No fue sin atraerse la enemistad que se distinguió abiertamente de otras naciones al adorar al Dios de sus padres. Pero, ¿qué provecho había en tener una religión diferente de todas las demás? Viendo, entonces, que no se arrepiente de haber adorado al Dios de sus padres y que ahora también persevera en el temor y la reverencia hacia Él, inferimos cuán profundamente estaba arraigada en la verdadera piedad. Al ofrecer un sacrificio, aumenta su propia fortaleza y profesa su fe, porque aunque la piedad no está ligada a símbolos externos, no descuidará aquellos auxilios cuyo uso ha encontrado, de ninguna manera, superfluo.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad