4. Y los días de Adán después de haber engendrado a Seth. En el número de años aquí registrados debemos considerar especialmente el largo período que los patriarcas vivieron juntos. Durante seis eras sucesivas, cuando la familia de Seth se había convertido en un gran pueblo, la voz de Adán podría resonar diariamente para renovar el recuerdo de la creación, la caída y el castigo del hombre; para testificar de la esperanza de salvación que quedó después del castigo, y recitar los juicios de Dios, por los cuales todos podrían ser instruidos. Después de su muerte, sus hijos podrían entregar, de mano en mano, lo que habían aprendido a sus descendientes; pero mucho más eficaz sería la instrucción de la boca de él, quien había sido él mismo el testigo ocular de todas estas cosas. Sin embargo, tan maravillosa, e incluso monstruosa, fue la obstinación general, que ni siquiera la parte más sólida de la raza humana podía ser retenida en la obediencia y el temor de Dios.

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