8. Su tierra también está llena de ídolos. Repite lo que ya había notado sobre la idolatría, pero entra en ella más completamente; y, habiendo mencionado por primera vez el tema en sí, luego habla del uso del mismo, que casi siempre sigue. Rara vez sucede que no abusamos de los ídolos cuando se instalan entre nosotros, porque es como cuando se ha aplicado fuego a una pila de madera, que debe arder inmediatamente; y la madera no está más lista para ser incendiada que nosotros para seguir la superstición. En el idioma hebreo, los ídolos se denominan muy apropiadamente por la palabra אלילים, (elilim) que el Profeta emplea aquí, porque son cosas vacías y sin valor. (40) Y sin duda el Espíritu Santo pretendía con esta palabra reprobar la locura de los hombres que imaginaban que, confiando en tales inventos, se acercaban más a Dios; Como los papistas de hoy en día, para suplicar por la utilidad de sus ídolos, se jactan de que son los libros de los ignorantes: pero debemos creer en el testimonio del Espíritu Santo; e incluso los hechos mismos muestran claramente qué ventaja obtienen de ellos los ignorantes; porque, llevados por grandes fantasías, se imaginan a sí mismos dioses terrenales y carnales. Por lo tanto, Jeremías declara con justicia no solo que los ídolos son inútiles, sino que son maestros de mentiras y mentiras. (Jeremias 10:14.)

Y se han postrado (41) antes del trabajo de sus propias manos También debemos prestar atención a esta descripción, en la cual el Profeta relata que la gente se postró antes las obras de sus propias manos; ¡Cuán estúpido era que los hombres no solo adoraran madera y piedra en lugar de Dios, sino que honraran su propia mano de obra con la denominación de la Deidad, que no pueden otorgarse a sí mismos! Es realmente impactante y monstruoso que, tan pronto como un bloque de madera que yacía descuidado haya recibido el golpe final de un hombre mortal, actualmente lo adora como si se hubiera hecho un Dios. Aunque el Profeta se dirige a los pueblos antiguos, el mismo razonamiento se aplica a los papistas, que no reconocen la majestad de Dios sino en las obras de sus propias manos.

Antes de lo que sus propios dedos han hecho La repetición es enfática, y a las manos agrega los dedos, para exhibir con mayor fuerza la aspereza del crimen. También debemos prestar atención al modo de expresión, que denota adoración mediante un gesto externo; no es que sea ilegal entre los hombres doblar la rodilla o la cabeza por el respeto público, sino porque el que se postra ante un ídolo profesa rendir culto divino. En consecuencia, la tonta charla de los papistas sobre esa adoración que ellos llaman Dulia (42) (δουλεία) es una evasión infantil; porque cuando el Profeta habla de culto religioso, condena universalmente cada señal de homenaje. (43)

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