2. Silenciosos, habitantes de las islas. Esto está destinado a colocar en una luz más llamativa la ruina de Tiro. Hay un cambio de número en la palabra isla; porque aunque usa el número singular, se refiere a las islas del mar Mediterráneo y los países más allá del mar, especialmente los vecinos que frecuentemente realizaban viajes a Tiro y comerciaban con él. Les ordena silencio y quietud, porque no realizarán más viajes a Tiro. Les dice que "se queden callados" como personas atónitas, a causa de la grave calamidad que les ha sucedido, de modo que ni siquiera se aventuran a abrir la boca; porque era imposible que las naciones que comerciaban allí no sintieran que era un golpe fuerte, cuando una ciudad mercantil como esta estaba en ruinas, al igual que en la actualidad Venecia o Amberes no podrían ser destruidas sin infligir grandes daños a muchas naciones.

Los mercaderes de Sidón. Menciona a los habitantes de Sidón de una manera especial, no solo por su proximidad, sino porque tenían un origen común. Sidón fue muy celebrado, pero muy inferior a Tiro. Situado en la orilla del mar, estaba a doscientos estadios (104) distante de Tiro, y parecía estar tan cerca de él como estar tan estrechamente conectado con él por el comercio, que los poetas frecuentemente tomaban Tiro para Sidón, y Sidón para Tiro. Los sidonios, por lo tanto, fueron indudablemente mayores ganadores que otros por las importaciones y exportaciones, y también por las ventas y mercancías, como consecuencia de estar tan cerca y comerciar con ellas continuamente; porque la riqueza de Tiro se desbordó sobre ellos y, como se dice, volaron bajo sus alas. El resultado fue que sufrieron más severamente que otros por la destrucción de Tiro y, por lo tanto, el Profeta luego dice, (Isaías 23:4,) Avergonzarse, Oh Sidón.

¿Quién te repuso? Agrega esta expresión general, ya sea porque estaba llena de multitudes y multitudes de hombres, cuando extraños acudían a ella desde varios y lejanos países, o porque aquellos que realizaban viajes a ella en aras de la ganancia, a su vez, enriquecían el ciudad.

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