7. Y si me lo dices. Rabshakeh emplea un argumento que consta de tres partes. O Ezequías piensa que tiene la fuerza suficiente para resistir, o espera ayuda de Egipto, o confía en Dios. Si confía en sí mismo, está equivocado; porque ¿qué es él en comparación con mi rey? En cuanto a Egipto, no le prestará asistencia, pero al contrario infligirá graves daños. Sigue siendo, por lo tanto, que espera alguna ayuda de Dios. Pero él derribó sus altares y redujo su adoración; ¿no será más bien castigado por esa cuenta? En resumen, este Rabsaces le quita al rey piadoso toda la ayuda, tanto divina como humana.

Con esta calumnia, Satanás trató no solo de herir el corazón del rey, para que se hundiera bajo el peso de la aflicción, sino para causar una impresión en la luz y la inconstante multitud; porque hasta ahora en el corazón de muchos seguía habiendo un apego a la superstición, y había una fuerte tendencia a caer en esta impostura, porque la religión que era antigua y a la que estaban acostumbrados durante mucho tiempo, había cambiado y, en su opinión, (31) Ezequías estaba a punto de ser castigado por su propia imprudencia. De la misma manera, los papistas en la actualidad, cada vez que nos ocurre algún evento adverso, sostienen que somos castigados por Dios, porque nos hemos aventurado a dejar de lado las antiguas ceremonias. (32)

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