25. ¿Y a quién me van a comparar? Repite la declaración anterior, (Isaías 40:18) por la cual dijo que el Señor no se dejaría comparar con los ídolos; para que los judíos no puedan en ningún grado restar valor a su poder, debido a que han estado cautivos durante tanto tiempo en manos de los incrédulos, o pensar que los ídolos son cualquier cosa debido a la prosperidad de sus adoradores, a quienes fueron obligados a servir; porque, al razonar de esta manera sobre el poder del Dios verdadero y de los ídolos, lo habrían comparado con los ídolos. Sobre esta cuenta él repite, como si estuviera indignado: "¿A quién me compararán?" como si él hubiera dicho: "¿Me robarías mi majestad con tus comparaciones?" Porque aunque los hombres tienen varios pensamientos de Dios y lo transforman de acuerdo con su fantasía, él sigue siendo como él mismo, ya que no cambia su naturaleza debido a los inventos de los hombres.

Dice el santo. Aplica apropiadamente a Dios el término Santo, por el cual indirectamente culpa o acusa a los judíos de ingratitud de base, si, como han sido apartados por él, no lo santifican a cambio. No se encontrará santidad en los dioses de los gentiles; son meras invenciones de hombres. Por lo tanto, se le hace un daño grave a Dios, y él se degrada basicamente de su rango, cuando los ídolos entran en colisión con él, y cuando se convierte en tema de debate si pueden hacer más que Dios mismo.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad