El Profeta repite nuevamente lo que había dicho, que los judíos fueron abandonados, debido a su perversidad, a la ruina final; porque habían provocado a Dios con tanta frecuencia y durante tanto tiempo, y no habían atendido a piadosas advertencias, cuando Dios, por sus siervos, los profetas les ofrecieron perdón por su arrepentimiento. Pero todo el pasaje, que explicaré ahora, da una representación viva de la ruina que estaba a la mano; porque vemos que en este versículo se nos presenta una escena, cuando el Profeta pone ante nuestros ojos lo que no se puede expresar completamente en palabras.

Una voz, dice, declara de Daniel. Esta era la frontera extrema en el norte que había dicho antes, que un mal venía de ese barrio, es decir, del norte; porque Dios había elegido a los caldeos como ejecutores de su venganza: por eso dice: "Dan se oye una voz"; no es que ya hubiera un ejército preparado para atacar a los judíos, sino que Jeremías habla aquí por el espíritu profético; y él establece el evento como presente ante los judíos, quienes pensaban que no era tan malo un mal tan cercano. Porque dijimos ayer, que cuando Dios por un tiempo salva a los hipócritas, se endurecen más y con desprecio arrogante se burlan de sus profetas. Cuando, por lo tanto, Jeremías vio que tenía que ver con bloques, consideró necesario usar un lenguaje figurativo, que les mostraba más claramente que el juicio, que los judíos imaginaban que no tenían razón para temer, estaba cerca: por lo tanto dice, se escucha una voz de Dan

Y proclama און, aun, es decir, problemas, castigos o ruinas. La otra representación, a la que me he referido, no es adecuada. La palabra און, aun, de hecho significa correctamente iniquidad; pero debe ser tomado aquí para castigo. (111) Pero cada vez que los Profetas usan este término, insinúan que Dios no inflige mal excepto por causas justas; y nos recuerdan que su fuente o fuente se encuentra en la maldad de los hombres. Entonces la ruina venía del monte Efraín, que estaba cerca de la tribu de Judá y también de Jerusalén. Pero era lo mismo que si Jeremías hubiera dicho, que Dios estaba tronando desde el cielo, y que a los judíos no les serviría de nada cerrar los oídos: porque aunque fueran sordos, la venganza de Dios pronto saldría a la luz , acompañado de un ruido terrible. Sigue -

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