Ahora comienza con la reprensión, porque eran tan estúpidos como para no recordar la venganza que Dios había ejecutado sobre sí mismos y sobre toda la nación. Se les había dejado vivos para este fin, para que pudieran reconocer el juicio de Dios, y así regresar a la mente correcta. Aquí, entonces, el Profeta los reprende con su insensibilidad, que no se habían beneficiado de nada bajo los azotes de Dios. Comúnmente dicen que los tontos, cuando son golpeados, se vuelven sabios. Como entonces los judíos no se habían arrepentido, después de haber sido castigados tan gravemente, era una prueba de extrema perversidad; porque si el remanente tuviera una mentalidad sensata, habrían sido humillados al menos por la destrucción final de su nación, y cuando la ciudad y el templo fueron demolidos. Desde entonces, siguieron los mismos cursos perversos, por los cuales Dios había infligido un castigo tan grave, era evidente que eran totalmente irrevocables y carecían de razón y juicio. Esta es la importancia de todas las palabras del Profeta que hemos leído.

Primero dice: Vos habéis visto los grandes males que les traje a ustedes y a la tierra. “Entonces sabéis que justamente habéis sufrido todos los males que te han sucedido; porque no habéis pecado por falta de conocimiento, pero cuando mis profetas te advertí con sed, seguiste obstinado; ustedes, por lo tanto, han merecido por completo tales castigos. Ahora, cuando Dios te salvó, y deseó que quedara un pequeño número, para preservar como si fuera una semilla, ¿cómo es que estos males que todavía están como estaban ante tus ojos, no son recordados por ti? Ahora entendemos el diseño del Profeta.

Pero puede ser bueno examinar cada parte; Ustedes han visto, dice, todo el mal que he traído (el mal aquí significa calamidad) en Jerusalén y en todas las ciudades de Judá; y he aquí, ahora son un desperdicio, y nadie habita allí. Aquí hay una comparación enfática entre Jerusalén y Memphis, entre las ciudades de Judá y Heliópolis y todo el país de Pathros. Si entonces Dios no lo hubiera hecho. perdonó la ciudad santa que había elegido, si no había evitado las ciudades de Judá que estaban bajo su protección, ¿qué tan tonto era para los judíos pensar que estarían a salvo en las ciudades de Egipto? ¿Con qué privilegio podrían ser seguros, ya que las ciudades de Judá habían quedado reducidas a un desperdicio? Ahora percibimos por qué el Profeta mencionó a Jerusalén y las ciudades de Judá; era, para que pudiera exponer la estupidez de los judíos, porque pensaban que estaban a salvo en Egipto, una tierra que Dios había tenido en abominación.

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