Esta, entonces, es la razón por la cual el Profeta, después de haber tocado brevemente lo que hemos visto, agrega, como evidencia del poder y la sabiduría de Dios, aquellas cosas que nos aparecen en sus diversos cambios. Luego dice, que solo con su voz da abundancia de aguas en los cielos, y luego levanta vapores del extremo de la tierra, que crea relámpagos y lluvia, que aún parecen ser cosas contrarias. Finalmente dice, que saca los vientos de sus tesoros. Los filósofos en verdad mencionan las causas de estas cosas, pero deberíamos ir a la fuente misma, y ​​la causa original, incluso esta, de que las cosas estén tan arregladas en el mundo, que aunque existen causas intermedias y subordinadas, la causa principal aparece siempre eminentemente, incluso la sabiduría y el poder de Dios. Los vientos surgen de la tierra, incluso porque las exhalaciones proceden de ella; pero las exhalaciones, ¿por quién son creadas? no por sí mismos: de ahí se deduce que Dios es su único autor. Y llama a los lugares escondidos tesoros: como cuando uno saca esto o aquello de su almacén, dice que los vientos provienen de lugares escondidos, no de sí mismos, sino a través de Dios, que los sostiene como si estuvieran encerrados. Paso estas cosas solo tocándolas, porque ya te he recordado que ya explicamos antes, en el décimo capítulo (Jeremias 10), lo que aquí se repite literalmente. Ahora sigue, -

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