44. Algunos de ellos deseaban apoderarse de él. Con estas palabras, el evangelista quiere decir que no solo despreciaron a Cristo, sino que su malvado rechazo hacia él estuvo acompañado de crueldad y afán de hacerle daño; porque la superstición siempre es cruel. Que sus esfuerzos fueron inútiles, debemos adscribirlos a la providencia de Dios; porque como todavía no había llegado la hora de Cristo, como se dijo anteriormente, custodiado por la protección de su Padre, en el que confiaba, superó todos los peligros.

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