40. Para ser un monumento a los hijos de Israel. Este pasaje confirma nuevamente lo que acabo de decir, que los juicios de Dios, que deben permanecer en pleno recuerdo en todas las épocas, escapar de inmediato, y son borrados por las mentes de los hombres, a menos que reciban ciertas ayudas para meditar sobre ellos. Esto, sin embargo, no sucede tanto por ignorancia como por negligencia. Por lo tanto, debemos estar más atentos a las ayudas a la memoria, que pueden retenernos en el camino del deber.

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