para ser un recordatorio para los hijos de Israel, de que ningún extraño que no sea de la descendencia de Aarón, ni siquiera un israelita que no sea de la familia de los sacerdotes, se acerque para ofrecer incienso delante del Señor; que no sea como Coré y como su compañía; como le dijo el Señor por mano de Moisés. Los cristianos también tendrán cuidado de recordar que Dios se opone a los espíritus altivos que ocasionalmente se levantan y desean dejar de lado el oficio regular del ministerio.

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