1 Alabado sea Jehová. Ya hemos explicado este versículo, porque formó el comienzo del salmo anterior. Y parece que no solo se usaba con frecuencia entre los judíos, sino que también se incorporaba con otros salmos, que cuando una parte del coro de un lado cantaba una parte del salmo, la otra parte del coro del otro lado. a su vez, después de cada verso siguiente, respondió: Alabado sea Jehová, porque él es bueno, etc. El autor de este salmo, quienquiera que fuera, ha insertado, en lugar del prefacio ordinario, este hermoso sentimiento, en el que alabanza y acción de gracias a Dios fue tan frecuentemente expresado por la Iglesia israelita. Inmediatamente procede a hablar más particularmente. Y primero, exhorta a aquellos a ofrecer un tributo de gratitud a Dios; quienes, después de haber sido liberados de la esclavitud y el encarcelamiento, y después de un largo y doloroso viaje, llegaron seguros a su lugar de residencia. A estos los llama los redimidos de Dios; porque, vagando por el desierto sin huellas y aullando en el desierto, muchas veces se les habría impedido regresar a casa, si Dios, por así decirlo, con su mano extendida, no hubiera aparecido como su guardia y su guía. No se refiere aquí a los viajeros de manera indiscriminada, sino a quienes, como por el poder hostil, o por cualquier otro tipo de violencia, o por una severa necesidad, habiendo sido desterrados a regiones distantes, se sentían en medio de peligros inminentes; o puede ser que se refiera a aquellos que fueron hechos prisioneros por enemigos, piratas u otros ladrones. Les recuerda que no fue casualidad que los hubieran conducido de esa manera y que los hubieran traído de regreso a su país natal, sino que todas sus andanzas habían estado bajo la superintendencia providencial de Dios.

Pero el segundo verso podría estar unido al primero, como si el profeta estuviera ordenando a las personas a las que se dirigía a cantar esta famosa oda. Puede leerse con la misma propiedad por sí mismo así: que los redimidos de Jehová, que han regresado del cautiverio a su propia tierra, salgan ahora y participen en la celebración de las alabanzas de Dios, y que publiquen su bondad amorosa que ellos han experimentado en su liberación. Entre los judíos, que tuvieron ocasión de emprender viajes extensos, hechos como estos eran muy comunes; porque apenas podían abandonar su propia tierra, sin que todos los sectores se encontraran con caminos accidentados, difíciles y peligrosos; y la misma observación es igualmente aplicable a la humanidad en general. Les recuerda con qué frecuencia deambulan y se desvían del camino correcto, y no encuentran ningún lugar de refugio; una cosa de ninguna manera rara en estos desiertos solitarios. Si una persona ingresara a un bosque sin ningún conocimiento de la dirección correcta, estaría, en el curso de su deambulación, en peligro de convertirse en presa de leones y lobos. Sin embargo, tiene especialmente en cuenta a quienes, al encontrarse inesperadamente en lugares desérticos, también corren el peligro de morir de hambre y sed. Porque es cierto que esas personas corren peligro de muerte cada hora, a menos que el Señor venga a rescatarlas.

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