7 Quien levanta a los pobres del polvo En este pasaje, habla en términos de elogio del cuidado providencial de Dios en relación con los cambios diversificados que los hombres están dispuestos a considerar como accidental Él declara que es solo por el nombramiento de Dios que las cosas experimentan cambios que superan con creces nuestras expectativas. Si el curso de los acontecimientos fuera siempre uniforme, los hombres lo atribuirían simplemente a causas naturales, mientras que las vicisitudes que tienen lugar nos enseñan que todas las cosas están reguladas de acuerdo con el consejo secreto de Dios. Por otro lado, sorprendidos por los acontecimientos que han sucedido en contra de nuestras expectativas, los atribuimos instantáneamente al azar. Y como somos tan propensos a ver las cosas desde un punto opuesto al de reconocer el cuidado superior de Dios, el profeta nos ordena admirar su providencia en asuntos maravillosos o de ocurrencia inusual; ya que los vaqueros y los hombres de la condición más baja y abyecta han sido elevados a la cima del poder, es muy razonable que nuestra atención sea detenida por un cambio tan inesperado. Ahora percibimos el diseño del profeta. En este pasaje, así como en otros, podría haber puesto ante nosotros la estructura de los cielos y la tierra; pero, como nuestras mentes no se ven afectadas por el curso normal de las cosas, declara que la mano de Dios es más evidente en sus maravillosas obras. Y al decir que los hombres de condición mala y abyecta no son simplemente elevados a una pequeña soberanía, sino que están investidos de poder y autoridad sobre el pueblo santo de Dios, él aumenta la grandeza del milagro, lo que es mucho más importante que gobernar en otras partes de la tierra; porque el estado o reino de la Iglesia constituye el teatro principal y augusto donde Dios presenta y muestra las muestras de su maravilloso poder, sabiduría y justicia.

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