3 El mar vio y huyó. No enumera sucesivamente todos los milagros que se hicieron en ese momento, sino que alude brevemente al mar, que aunque elemento sin vida y sin sentido, todavía está aterrorizado por el poder de Dios. Jordan hizo lo mismo, y las mismas montañas temblaron. Es en una tensión poética que el salmista describe el retroceso del mar y del Jordán. La descripción, sin embargo, no excede los hechos del caso. El mar, al rendir tal obediencia a su Creador, santificó su nombre; y Jordan, por su sumisión, honró su poder; y las montañas, al temblar, proclamaron cómo se sobrecogieron ante la presencia de su terrible majestad. Con estos ejemplos no se pretende celebrar el poder de Dios más que el cuidado y el deseo paterno que él manifiesta para la preservación de la Iglesia; y, en consecuencia, Israel se distingue muy bien del mar, el Jordán y las montañas, existiendo una diferencia muy marcada entre el pueblo elegido y los elementos insensibles.

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