13. Me has empujado mucho. Ahora cambia a la persona o dirige su discurso a Saúl, su enemigo principal. En la persona de uno, desafía a todos sus enemigos juntos. Al decir que había sido empujado, admite que no resistió el inicio por su propia valentía, ya que aquellos que son lo suficientemente poderosos como para encontrar oposición, soportan los ataques de sus enemigos sin inmutarse. El poder de Dios se muestra más ilustremente al levantarlo incluso de la ruina misma.

En el verso posterior, llega a la conclusión de que Dios es su fuerza y ​​su canción. Por el antiguo adjunto él reconoce sinceramente su debilidad y atribuye su seguridad exclusivamente a Dios. Y después de admitir que su fuerza estaba solo en Dios, porque estaba sostenido por su poder, inmediatamente agrega, que Dios es su alabanza o su canción, que debe entenderse pasivamente. "En mí no había motivos para jactarme, a Dios pertenece enteramente todos los elogios de mi seguridad". La última cláusula del versículo, en la que dice que Dios fue su salvación, se refiere al mismo tema.

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