123. Mis ojos han fallado por tu salvación. (6) En el primero; él testifica que había sido afectado por graves problemas, y que no solo por un corto tiempo, sino por un período tan prolongado que podría haber agotado su paciencia y ocasionado abatimiento. Pero hasta ahora no fue el efecto que produjeron, que declara que en todos estos largos y agotadores conflictos su corazón nunca se había hundido en la desesperación. Anteriormente hemos explicado que el fracaso para la salvación denota que, aunque no había perspectiva de un fin a sus calamidades, y aunque la desesperación se presentaba por todos lados, luchaba contra la tentación incluso hasta el desmayo de su alma. Si entendemos el tiempo pasado del verbo como puesto para el presente, en ese sentido parece ser empleado, el Profeta en ese caso insinúa que sus ojos no le fallan porque se cansan, sino porque a través de una mirada seria se contraen como era una penumbra, y que, sin embargo, no deja de esperar continuamente la salvación de Dios. En resumen, la falla de sus ojos indica perseverancia combinada con un esfuerzo severo y arduo, y se opone al ardor momentáneo de aquellos que se desmayan de inmediato, si Dios no les concede sus peticiones. Esta expresión también denota una seriedad dolorosa, que casi consume todos los sentidos. En cuanto al término salvación, él no lo limita a un tipo de ayuda, sino que comprende bajo el curso continuo de la gracia de Dios, hasta que pone a su pueblo creyente en posesión de la salvación completa. Expresa la manera en que esperó la salvación, que fue dependiendo de la palabra de Dios en la que se deben atender dos cosas, primero, que solo se puede decir que esperemos la salvación de Dios, cuando, confiando en sus promesas, en realidad nos acercamos a él para protección; y en segundo lugar, que solo le rendimos a Dios la alabanza de la salvación, cuando continuamos manteniendo nuestra esperanza firmemente en su palabra. Esta es la forma en que debe ser buscado; y aunque él puede ocultar de nuestra vista el funcionamiento de su mano, debemos descansar en sus promesas desnudas. Esta es la razón por la cual David llama a la palabra de Dios justo. Por la presente, confirmaría que su fe en la verdad de las promesas divinas para Dios al prometer liberalmente no acaricia las expectativas engañosas de su pueblo.

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