Salmo 119:1-176

1 Bienaventurados los íntegros de camino, los que andan según la ley del SEÑOR.

2 Bienaventurados los que guardan sus testimonios y con todo el corazón le buscan.

3 Pues no hacen iniquidad los que andan en sus caminos.

4 Tú mandaste que tus ordenanzas fuesen muy guardadas.

5 ¡Ojalá fuesen estables mis caminos para guardar tus leyes!

6 Entonces yo no sería avergonzado al observar todos tus mandamientos.

7 Te alabaré con rectitud de corazón cuando aprenda tus justos juicios.

8 Tus leyes guardaré; no me abandones por completo.

9 ¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra

10 Con todo mi corazón te he buscado; no dejes que me desvíe de tus mandamientos.

11 En mi corazón he guardado tus dichos para no pecar contra ti.

12 ¡Bendito seas tú, oh SEÑOR! Enséñame tus leyes.

13 Con mis labios he contado todos los juicios de tu boca.

14 Me he gozado en el camino de tus testimonios más que sobre toda riqueza.

15 En tus ordenanzas meditaré; consideraré tus caminos.

16 Me deleitaré en tus estatutos; no me olvidaré de tus palabras.

17 Haz bien a tu siervo para que viva y guarde tu palabra.

18 Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley.

19 Peregrino soy yo en la tierra; no encubras de mí tus mandamientos.

20 Se consume mi alma por anhelar tus preceptos en todo tiempo.

21 Increpaste a los arrogantes; malditos los que se desvían de tus mandamientos.

22 Aparta de mí el oprobio y el desprecio porque he guardado tus testimonios.

23 Aunque los gobernantes se sienten y hablen contra mí, tu siervo meditará en tus leyes.

24 Tus testimonios son mi delicia y también mis consejeros.

25 Mi alma está pegada al polvo; vivifícame según tu palabra.

26 Mis caminos te declaré, y me respondiste; enséñame tus leyes.

27 Hazme entender el camino de tus ordenanzas, y meditaré en tus maravillas.

28 Mi alma llora de ansiedad; sostenme conforme a tu palabra.

29 Aparta de mí el camino de engaño, y enséñame tu ley.

30 He escogido el camino de la verdad; he puesto tus juicios delante de mí.

31 Me he apegado a tus testimonios; oh SEÑOR, no me avergüences.

32 Por el camino de tus mandamientos correré porque das amplitud a mi corazón.

33 Enséñame, oh SEÑOR, el camino de tus leyes, y lo guardaré hasta el fin.

34 Dame entendimiento, y guardaré tu ley; la observaré con todo el corazón.

35 Guíame por la senda de tus mandamientos porque en ella me deleito.

36 Inclina mi corazón a tus testimonios y no a las ganancias deshonestas.

37 Aparta mis ojos para que no vean la vanidad; vivifícame en tu camino.

38 Cumple tu promesa a tu siervo que te teme.

39 Aparta de mí el oprobio que me aterra porque buenos son tus juicios.

40 Mira cómo anhelo tus ordenanzas; vivifícame en tu justicia.

41 Venga a mí tu misericordia, oh SEÑOR; y tu salvación, conforme a tu promesa.

42 Entonces daré respuesta al que me afrenta, porque en tu palabra he confiado.

43 En ningún momento quites de mi boca la palabra de verdad, porque en tu juicio tengo puesta mi esperanza.

44 Tu ley guardaré siempre, para siempre jamás.

45 Andaré en libertad, porque he buscado tus mandamientos.

46 Hablaré de tus testimonios delante de los reyes y no quedaré avergonzado.

47 Me deleitaré en tus mandamientos, los cuales he amado.

48 Alzaré mis manos a tus mandamientos, los cuales he amado, y meditaré en tus leyes.

49 Acuérdate de la promesa dada a tu siervo en la cual me has hecho esperar.

50 Esto es mi consuelo en mi aflicción: que tu palabra me ha vivificado.

51 Mucho se han burlado de mí los arrogantes pero yo no me he apartado de tu ley.

52 Oh SEÑOR, me he acordado de tus juicios realizados desde tiempos antiguos y he hallado consuelo.

53 La indignación se apoderó de mí, a causa de los impíos que abandonan tu ley.

54 Tus leyes han sido cánticos para mí en el ámbito de mis peregrinaciones.

55 Oh SEÑOR, en la noche me he acordado de tu nombre y he guardado tu ley.

56 Esto me ha acontecido porque guardé tus mandamientos.

57 Tú eres mi porción, oh SEÑOR; me he propuesto guardar tus palabras.

58 He implorado tu favor de todo corazón; ten misericordia de mí según tu palabra.

59 Consideré mis caminos y volví mis pies a tus testimonios.

60 Me apresuré, y no me retardé, a guardar tus mandamientos.

61 Las cuerdas de los impíos me rodearon pero no me olvidé de tu ley.

62 A medianoche me levanto para darte gracias por tus justos juicios.

63 Compañero soy yo de todos los que te temen y guardan tus ordenanzas.

64 De tu misericordia está llena la tierra. Oh SEÑOR, enséñame tus leyes.

65 Has hecho bien a tu siervo, oh SEÑOR, conforme a tu palabra.

66 Enséñame buen sentido y sabiduría porque tus mandamientos he creído.

67 Antes que fuera humillado, yo erraba; pero ahora guardo tu palabra.

68 Tú eres bueno y bienhechor; enséñame tus leyes.

69 Los soberbios forjaron engaño contra mí pero yo guardaré de todo corazón tus mandamientos.

70 El corazón de ellos se ha vuelto insensible como sebo; pero yo me he deleitado en tu ley.

71 Bueno me es haber sido afligido para que aprenda tus leyes.

72 Mejor me es la ley que procede de tu boca que miles de piezas de oro y plata.

73 Tus manos me hicieron y me formaron; hazme entender para que yo aprenda tus mandamientos.

74 Los que te temen me verán y se alegrarán, porque en tu palabra he puesto mi esperanza.

75 Conozco, oh SEÑOR, que tus juicios son justos y que conforme a tu fidelidad me has afligido.

76 Que tu bondad me consuele conforme a lo que has prometido a tu siervo.

77 Llegue a mí tu misericordia para que yo viva, porque tu ley es mi delicia.

78 Sean avergonzados los arrogantes porque con engaño me han agraviado. Pero yo meditaré en tus preceptos.

79 Vuélvanse a mí los que te temen y conocen tus testimonios.

80 Sea mi corazón íntegro en tus leyes para que no sea yo avergonzado.

81 Desfallece mi alma en espera de tu salvación; en tu palabra he puesto mi esperanza.

82 Desfallecen mis ojos en espera de tu palabra diciendo: “¿Cuándo me consolarás?”.

83 Aunque he sido como un odre en medio del humo, no me he olvidado de tus leyes.

84 ¿Cuántos son los días de tu siervo? ¿Cuándo harás juicio contra los que me persiguen?

85 Los arrogantes me han cavado fosas, lo que no está de acuerdo con tu ley.

86 Todos tus mandamientos son fieles. Con engaño me persiguen; ayúdame.

87 Casi me han eliminado de la tierra pero yo no he abandonado tus ordenanzas.

88 Vivifícame conforme a tu misericordia y guardaré los testimonios de tu boca.

89 Para siempre, oh SEÑOR, permanece tu palabra en los cielos.

90 Por generación y generación es tu fidelidad; estableciste la tierra, y se mantiene firme.

91 Por tu mandato permanecen hasta hoy porque todos ellos son tus siervos.

92 Si tu ley no hubiera sido mi delicia ya habría perecido yo en mi aflicción.

93 Nunca jamás me olvidaré de tus ordenanzas porque con ellas me has vivificado.

94 Tuyo soy; sálvame porque he buscado tus ordenanzas.

95 Los impíos me han esperado para destruirme pero yo estoy atento a tus testimonios.

96 A todo lo perfecto le veo límite pero tu mandamiento es sobremanera amplio.

97 ¡Cuánto amo tu ley! Todo el día ella es mi meditación.

98 Por tus mandamientos me has hecho más sabio que mis enemigos, porque para siempre son míos.

99 He comprendido más que todos mis instructores porque tus testimonios son mi meditación.

100 He entendido más que los ancianos porque he guardado tus ordenanzas.

101 De todo mal camino contuve mis pies para guardar tu palabra.

102 No me aparté de tus juicios porque tú me has enseñado.

103 ¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras, más que la miel en mi boca!

104 De tus ordenanzas adquiero inteligencia; por eso aborrezco todo camino de mentira.

105 Lámpara es a mis pies tu palabra y lumbrera a mi camino.

106 He jurado guardar tus justos juicios, y lo he de cumplir.

107 Oh SEÑOR, afligido estoy en gran manera; vivifícame conforme a tu palabra.

108 Sean agradables a ti, oh SEÑOR, las ofrendas de mi boca; y enséñame tus juicios.

109 De continuo está mi vida en peligro pero no me olvido de tu ley.

110 Los impíos me pusieron trampa pero no me desvié de tus ordenanzas.

111 Tus testimonios son mi heredad para siempre porque ellos son el gozo de mi corazón.

112 He inclinado mi corazón para poner por obra tus leyes de continuo y hasta el fin.

113 Aborrezco a los de doble ánimo pero amo tu ley.

114 Mi refugio y mi escudo eres tú; en tu palabra he puesto mi esperanza.

115 Apartaos de mí, malhechores, pues yo guardaré los mandamientos de mi Dios.

116 Susténtame conforme a tu palabra, y viviré; no me avergüences con respecto a mi esperanza.

117 Sostenme, y seré salvo; siempre me deleitaré en tus leyes.

118 Desprecias a todos los que se desvían de tus leyes pues su astucia es un engaño.

119 Hiciste que todos los impíos de la tierra fueran consumidos como escoria; por tanto, he amado tus testimonios.

120 Mi cuerpo se estremece por temor a ti y tengo reverencia por tus juicios.

121 El derecho y la justicia he practicado; no me abandones ante mis opresores.

122 Sé fiador de tu siervo para bien; no me hagan violencia los orgullosos.

123 Mis ojos desfallecen por tu salvación y por tu justa promesa.

124 Haz con tu siervo según tu misericordia y enséñame tus leyes.

125 Yo soy tu siervo; dame entendimiento para que conozca tus testimonios.

126 Ya es hora de actuar, oh SEÑOR, porque han violado tu ley.

127 Por eso amo tus mandamientos más que el oro, más que el oro puro.

128 Por eso he guardado todas tus ordenanzas; aborrezco todo camino de mentira.

129 Maravillosos son tus testimonios; por eso los guarda mi alma.

130 La exposición de tu palabra alumbra; hace entender a los ingenuos.

131 Mi boca abrí y suspiré porque anhelaba tus mandamientos.

132 Vuélvete a mí y ten misericordia de mí como acostumbras con los que aman tu nombre.

133 Afirma mis pasos con tu palabra; que ninguna iniquidad se enseñoree de mí.

134 Rescátame de la violencia de los hombres y guardaré tus mandamientos.

135 Haz que tu rostro resplandezca sobre tu siervo y enséñame tus leyes.

136 Ríos de agua corren de mis ojos porque ellos no guardan tu ley.

137 Justo eres tú, oh SEÑOR, y rectos son tus juicios.

138 Has ordenado tus testimonios en justicia y en completa fidelidad.

139 Mi celo me ha consumido porque mis enemigos olvidan tus palabras.

140 Sumamente pura es tu palabra; tu siervo la ama.

141 Aunque soy pequeño y despreciado, no me he olvidado de tus ordenanzas.

142 Tu justicia es justicia eterna, y tu ley es la verdad.

143 Aflicción y angustia me han alcanzado pero tus mandamientos han sido mi delicia.

144 Justicia eterna son tus testimonios; dame entendimiento para que viva.

145 Clamo con todo mi corazón: Respóndeme, oh SEÑOR, y guardaré tus leyes.

146 A ti clamo; sálvame y guardaré tus testimonios.

147 Me anticipo al alba e imploro; tu palabra es lo que espero.

148 Mis ojos se adelantaron a las vigilias de la noche para meditar en tus palabras.

149 Oye mi voz conforme a tu misericordia; oh SEÑOR, vivifícame conforme a tu justicia.

150 Se acercan con maldad los que me persiguen; están lejos de tu ley.

151 Cercano estás tú, oh SEÑOR; todos tus mandamientos son verdad.

152 Hace mucho que he conocido tus testimonios, los cuales estableciste para siempre.

153 Mira mi aflicción y líbrame porque no me he olvidado de tu ley.

154 Aboga mi causa y redímeme; vivifícame conforme a tu palabra.

155 Lejos está de los impíos la salvación porque no buscan tus leyes.

156 Grande es tu misericordia, oh SEÑOR; vivifícame conforme a tu justicia.

157 Muchos son mis perseguidores y mis enemigos pero de tus testimonios no me he apartado.

158 Veía a los traidores y me disgustaba porque no guardaban tu palabra.

159 Mira, oh SEÑOR, cómo amo tus ordenanzas; vivifícame conforme a tu misericordia.

160 La suma de tu palabra es verdad; eternos son todos tus justos juicios.

161 Príncipes me han perseguido sin causa pero mi corazón tuvo temor de tus palabras.

162 Yo me gozo en tu palabra como el que halla abundante botín.

163 La mentira aborrezco y abomino pero amo tu ley.

164 Siete veces al día te alabo por tus justos decretos.

165 Mucha paz tienen los que aman tu ley,y no hay para ellos tropiezo.

166 Tu salvación he esperado, oh SEÑOR, y tus mandamientos he puesto por obra.

167 Mi alma ha guardado tus testimonios y los he amado en gran manera.

168 He guardado tus ordenanzas y tus testimonios; todos mis caminos están delante de ti.

169 Llegue mi clamor delante de ti, oh SEÑOR; dame entendimiento conforme a tu palabra.

170 Llegue mi súplica delante de ti; líbrame conforme a tu dicho.

171 Mis labios rebosarán de alabanza cuando me enseñes tus estatutos.

172 Cante mi lengua tu palabra porque todos tus mandamientos son justicia.

173 Venga tu mano a socorrerme porque tus ordenanzas he escogido.

174 Anhelo tu salvación, oh SEÑOR, y tu ley es mi delicia.

175 ¡Que viva mi alma y te alabe, y que tus juicios me ayuden!

176 He andado errante como oveja extraviada; busca a tu siervo, porque no me he olvidado de tus mandamientos.

Ahora que llegamos a Salmo 119:1-176 , es un salmo extremadamente difícil de exponer, porque cada sección parece ser más o menos independiente de sí mismo, y cada verso, muchas veces, casi independiente dentro de sí mismo.

Hay muchos salmos que se llaman salmos acrósticos porque la primera letra de cada línea es una letra sucesiva del alfabeto hebreo. Y entonces es como un crucigrama en cierto sentido, en el que al escribirlo, cada línea que escribirían comenzaría con la letra sucesiva del alfabeto hebreo. Entonces, la primera línea comenzaría con Aleph, la segunda línea comenzaría con Beth. La tercera línea con Gimel y Daleth, y así sucesivamente a través de su alfabeto.

Por lo general, esos salmos tenían veintidós versos. Muchos de ellos tenían once versos, pero tenían veintidós líneas. Entonces, cuando los dividimos, los dividimos, o cuando los hombres los dividieron, los dividieron en versos. Pero hay veintidós líneas. Y así, cada línea sucesiva y algunas con cada verso subsiguiente son letras sucesivas del alfabeto hebreo. Ahora, cada ocho versículos, todas las líneas en los primeros ocho versículos comienzan con la letra hebrea Aleph o A.

En los siguientes ocho versículos, todas las líneas comienzan con la letra hebrea, Beth, B. Todos los versículos del siguiente salmo comienzan con Gimel, y así sucesivamente a lo largo de todo el alfabeto hebreo en este salmo, ocho versículos dedicados a cada letra. Cada verso de los ocho comienza con esa letra.

Ahora bien, los niños hebreos, al aprender su alfabeto, debían memorizar este salmo ciento diecinueve. Probablemente sería un poco más fácil para ellos memorizarlo por el hecho de que es un acróstico. Debido a las A y las B y las C. Y sería extremadamente difícil para nosotros memorizarlo porque no tendríamos la misma habilidad para relacionarlo con A y B y C como ellos.

Pero es, por supuesto, el capítulo más largo de lo que llaman en la Biblia. Realmente... los salmos realmente no son capítulos. Son cada uno salmos. Entonces, con eso como trasfondo, saltemos a Salmo 119:1-176 .

Bienaventurados los perfectos de camino, los que andan en la ley de Jehová ( Salmo 119:1 ).

Ahora, en estos salmos, es un salmo que está dedicado a la Palabra de Dios. Y en cada versículo, con la excepción de dos, el versículo declara algo acerca de la Palabra de Dios. Y así, a lo largo de todo, encontrará: "Tu ley", "Tus estatutos", "Tus juicios", "Tus palabras", "Tu verdad", "Tus caminos", todos ellos haciendo referencia a la Palabra de Dios. , con la excepción de solo dos de estos versículos.
Así que al entender este salmo, por supuesto, necesitas entender, o necesitas subrayar dónde se hace referencia a la Palabra de Dios en cada uno de los pasajes. Y, por supuesto, en el primer versículo, "los que andan en la ley del Señor". "Inmaculados, los que andan en la ley de Jehová".

Bienaventurados los que guardan sus testimonios, y los que le buscan de todo corazón. Ellos tampoco cometen iniquidad: andan en sus caminos. Nos has mandado guardar diligentemente tus preceptos. ¡Oh, si mis caminos fueran ordenados para guardar tus estatutos! Entonces no seré avergonzado, cuando respete todos tus mandamientos. Te alabaré con rectitud de corazón, cuando haya aprendido tus justos juicios. Tus estatutos guardaré; no me desampares del todo ( Salmo 119:2-8 ).

Entonces, la ley, los testimonios, los caminos, los preceptos, los estatutos, los mandamientos, los juicios y los estatutos se mencionan en los primeros ocho versículos.

Versículo Salmo 119:9 :

¿Con qué limpiará el joven su camino? ( Salmo 119:9 )

Buena pregunta. ¿Cómo puede un joven mantenerse limpio? ¿Cómo puede limpiar su camino?

cuidando de ello conforme a tu palabra ( Salmo 119:9 ).

Jesús dijo: "Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado" ( Juan 15:3 ). Encontraremos otro salmo en el siglo diecinueve, que dice: "Tu palabra, oh Señor, he guardado en mi corazón para no pecar contra ti" ( Salmo 119:11 ).

La Palabra de Dios es un poder en tu vida, el poder de Dios en tu vida contra el pecado. Dios se ha propuesto que escondas Su Palabra en tu corazón. Es un poder para mantenerte limpio. Es el poder contra la tentación. Si alguien viene y se queja porque está tropezando y cayendo constantemente, es porque no está lo suficientemente enterado de la Palabra. "¿Con qué limpiará el joven su camino? Cuidando, cuidando conforme a tu palabra".

Cuando Satanás tentó a Jesús en el desierto y en la montaña alta y en el pináculo del templo, en cada caso Jesús respondió a la tentación de Satanás con: "Escrito está". Usó la Palabra de Dios para responder a todas las tentaciones que el enemigo puso en su camino. Necesitamos tener la Palabra de Dios en nuestros corazones para que podamos resistir cada tentación que Satanás lanza en nuestro camino. "¿Con qué limpiará el joven su camino? Cuidando conforme a tu palabra".

De todo corazón te he buscado; no me dejes desviarme de tus mandamientos ( Salmo 119:10 ).

El Señor dijo el día que me busquéis de todo vuestro corazón, en aquel día seré hallado por vosotros. Hay muchas personas que buscan a Dios a medias. "El día que me busques de todo tu corazón", dijo Dios. Y entonces el salmista: "Con todo mi corazón te he buscado".

Tu palabra he guardado en mi corazón, para no pecar contra ti ( Salmo 119:11 ).

Entonces, volviendo con el versículo Salmo 119:9 , "¿Con qué limpiará el joven su camino? Tu palabra he guardado en mi corazón".

Bendito eres, oh SEÑOR, enséñame tus estatutos ( Salmo 119:12 ).

Ahora hemos estado tratando mucho con el hombre bendito, y ahora, "Bendito eres Tú, oh SEÑOR".

Con mis labios he contado todos los juicios de tu boca. Me he regocijado en el camino de tus testimonios, como en todas las riquezas ( Salmo 119:13-14 ).

Hay un verso interesante. ¿Qué tan valiosa consideras la Palabra de Dios en tu vida? Aquí él dijo: "Oye, lo estimo tanto como... Me regocijo tanto en él como en las riquezas".

Meditaré en tus preceptos, y respetaré tus caminos. En tus estatutos me deleitaré; no me olvidaré de tu palabra ( Salmo 119:15-16 ).

Ahora entramos en la tercera sección, el Gimel.

Haz bien a tu siervo, para que yo viva y guarde tu palabra. Abre mis ojos, para que contemple las maravillas de tu ley ( Salmo 119:17-18 ).

Oh Dios, abre mis ojos. Abre mi corazón a Tu Palabra. Abre mis ojos para que pueda ver y comprender Tu verdad.

Esta es, creo, una oración que debemos orar siempre antes de comenzar a leer las Escrituras, porque, "El hombre natural no puede entender las cosas del Espíritu, ni puede entenderlas, se disciernen espiritualmente" ( 1 Corintios 2:14 ). Entonces, si voy a tener algún entendimiento, es importante que Dios me abra los ojos para que pueda ver la verdad. Que yo pueda ser capaz de entender. Que pueda llegar a esa dimensión espiritual donde realmente pueda comprender.

Mucha gente lee la Biblia y dice: "Yo no, ya sabes. La leí pero no entendí nada. O traté de leerla, pero hombre, simplemente no tenía sentido". a mi." Bueno, sí, eso es muy cierto, y es muy lógicamente cierto porque la mente natural del hombre no puede entender. Tienes que tener esa obra del Espíritu al abrir tus ojos. Y así la oración: "Abre mis ojos, para que pueda contemplar las maravillas de tu ley".

Forastero soy yo en la tierra; no encubras de mí tus mandamientos. Mi alma estalla por el anhelo que tiene de tus juicios en todo tiempo. Pero tú has reprendido a los soberbios que son malditos, que se desvían de tus mandamientos. Aparta de mí el oprobio y el desprecio; porque he guardado tus testimonios. Príncipes también se sentaron y hablaron contra mí, pero tu siervo meditó en tus estatutos. Tus testimonios son también mis delicias y mis consejeros ( Salmo 119:19-24 ).

Cuantas veces busco la Palabra de Dios en busca de consejería. Busco la Palabra de Dios en busca de orientación. Quiero que Dios guíe mi vida. Me dirijo a la Palabra y la Palabra se convierte en mi consejera.
Pasando a la siguiente sección, la dalet.

Mi alma está pegada al polvo; vivifícame conforme a tu palabra. Mis caminos he declarado, y tú me has oído: enséñame tus estatutos. Hazme entender el camino de tus preceptos: así hablaré de tus maravillas. Mi alma se deshace de pesadumbre; fortaléceme con tu palabra ( Salmo 119:25-28 ).

¡Oh, qué fuerza es la Palabra de Dios para nuestras vidas! Cuando estamos a punto de rendirnos y darnos la vuelta y hacernos los muertos, y la Palabra viene y simplemente es una fortaleza para nosotros.

Quítame del camino de la mentira: concédeme tu ley con misericordia. He escogido el camino de la verdad: tus juicios he puesto delante de mí. Me he apegado a tus testimonios: oh SEÑOR, no me avergüences. Correré por el camino de los mandamientos, cuando ensanches mi corazón ( Salmo 119:29-32 ).

Ahora, lo interesante de esto es que cada uno de estos está hablando de la Palabra de Dios. Cada uno de ellos, recuerda, comienza con una letra particular del alfabeto. Y realmente, no se está repitiendo. Ahora sería una aventura interesante de su parte tratar de escribir ocho versículos sobre la Palabra de Dios, todos comenzando con A, y sin repetirse. Y luego escribe ocho más comenzando con la letra B, sobre diferentes aspectos de la Palabra de Dios y no te repitas.

Y repasando el alfabeto, encontrarás que esto es realmente una hazaña notable de este salmo. Como todas estas cosas están escritas sobre la Palabra de Dios, realmente no hay repeticiones, diciendo cosas diferentes sobre la Palabra de Dios y repasando todo el alfabeto.
En la siguiente sección, habla de los estatutos.

Enséñame, SEÑOR, el camino de tus estatutos; Lo mantendré hasta el final. Dame entendimiento, guardaré tu ley; Lo observaré con todo mi corazón. Hazme ir por la senda de tus mandamientos; porque en eso me deleito. Inclina mi corazón a tus testimonios, y no a la avaricia. Aparta mis ojos de contemplar la vanidad; y vivifícame conforme a tu camino. Establece tu palabra a tu siervo, que está consagrado a tu reverencia.

Aparta mi oprobio que temo, porque tus juicios son buenos. He aquí, he anhelado tus preceptos: vivifícame en tu justicia ( Salmo 119:33-40 ).

Y luego en la siguiente sección,

Vengan también a mí, oh SEÑOR, tus misericordias, tu salvación, según tu palabra ( Salmo 119:41 ).

Y así, la misericordia de Dios y la salvación de Dios, el conocimiento de estas cosas nos llegan a través de la Palabra de Dios. "¿Cómo van a oír, cómo van a creer en quien no han oído?" ( Romanos 10:14 ) Entonces la necesidad de la Palabra, para que yo conozca la misericordia de Dios y la salvación que Dios ha provisto.

Así tendré con qué responder al que me afrenta, porque en tu palabra confío ( Salmo 119:42 ).

Y así dentro de la Palabra, la respuesta a aquellos que traen oprobio.

Y no quites completamente de mi boca la palabra de verdad; porque en tus juicios he esperado. Así guardaré tu ley continuamente por los siglos de los siglos. Y andaré en libertad, porque tus preceptos busco. Hablaré de tus testimonios también delante de los reyes, y no me avergonzaré. Y me deleitaré en tus mandamientos, los cuales he amado. Alzaré también mis manos a tus mandamientos, que he amado; y meditaré en tus estatutos ( Salmo 119:43-48 ).

Tus mandamientos, Tus estatutos, Tus testimonios, Tus preceptos, Tu Palabra, Tus juicios. Todo esto en la letra particular del alfabeto hebreo aquí.
Ahora la siguiente sección. La palabra.

Acuérdate de la palabra dada a tu siervo. Este es mi consuelo en mi aflicción: porque tu palabra me ha dado vida ( Salmo 119:49 ; Salmo 119:50 ).

Así que la Palabra de Dios, el consuelo para mí cuando estoy afligido.

Los soberbios se burlaron mucho de mí; pero yo no me he apartado de tu ley. Me acordé de tus juicios antiguos, oh SEÑOR; y me he consolado. Horror se ha apoderado de mí a causa de los impíos que abandonan tu ley. Tus estatutos han sido mis cánticos en la casa de mi peregrinaje. Me he acordado de tu nombre, oh SEÑOR, en la noche, y he guardado tu ley. Esto tuve, porque guardé tus preceptos ( Salmo 119:51-56 ).

guardé tu ley. guardé tus preceptos.
Y la siguiente sección, Tus palabras, Tu Palabra, Tus testimonios, Tus mandamientos, Tu ley, Tus justos juicios, Tus preceptos y Tus estatutos. De todos estos se habla.

En la siguiente sección, de nuevo, Tu Palabra, Tu mandamiento. Y en el versículo Salmo 119:67 ,

Antes de ser afligido andaba descarriado; mas ahora he guardado tu palabra ( Salmo 119:67 ).

La Biblia dice: "¿Está alguno afligido? Que ore. ¿Hay algún enfermo entre vosotros? Que llame a los ancianos de la iglesia, y que lo unjan con aceite en el nombre del Señor. Y la oración del El Señor salvará al enfermo, y el Señor lo levantará. Y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados” ( Santiago 5:13-15 ). Pero observe que se hace una distinción entre la aflicción y las enfermedades.

Objeciones por las que parece que las aflicciones son algo que Dios nos impone y vienen como castigo, como castigo. Bueno, no una exigencia correccional de Dios en mi vida. las aflicciones Ahora bien, si estoy afligido, no se me dice que llame a los ancianos de la iglesia. Debo resolver eso entre Dios y yo. Es algo que Dios ha permitido para poder enseñarme. Dios permite las aflicciones, y cuando vienen, entonces debo orar y resolver eso con Dios.


Si estoy enfermo, eso es algo diferente. Entonces debo llamar a los ancianos de la iglesia y ellos pueden orar por mí en el nombre del Señor, ungiéndome con aceite y la oración de fe salvará a los enfermos. El Señor lo levantará. Pero se hace una distinción entre las aflicciones y las enfermedades en el Nuevo Testamento. "Antes de ser afligido andaba descarriado". Así que el propósito de la aflicción es hacerlo volver al camino. Se había extraviado, pero ahora he guardado Tu Palabra.

Tú eres bueno, tú haces el bien: enséñame tus estatutos. Los soberbios han forjado una mentira contra mí: pero guardaré tus preceptos con todo mi corazón. Su corazón está como grasa, pero yo me deleito en tu ley. Ahora es bueno para mí que he sido afligido; para aprender tus estatutos ( Salmo 119:68-71 ).

Ahora regresando: “Antes de ser afligido anduve descarriado”. Bueno me es haber sido afligido, para que aprenda tus estatutos.

Porque mejor es para mí la ley de tu boca que millares de oro o de plata ( Salmo 119:72 ).

La Palabra de Dios es más valiosa para mí que todas las riquezas del mundo. "¿Qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo y perdiere su alma?" ( Marco 8:36 ) El valor de la Palabra de Dios en nuestras vidas vale más para mí que todo el oro o la plata.

Tus manos me hicieron y me formaron; dame entendimiento para que aprenda tus mandamientos. Los que te temen se alegrarán cuando me vean; porque he esperado en tu palabra. Yo sé, oh SEÑOR, que tus juicios son rectos, y que en tu fidelidad me has afligido ( Salmo 119:73-75 ).

"Sé, Señor, que Tus juicios son justos y que las aflicciones que tengo fueron justamente la fidelidad de Dios". Dios es tan fiel y bueno conmigo. Tengo personas que vienen y se meten en todo tipo de problemas porque estaban jugando. "Todo el mundo lo está haciendo". ¿Sí? Pero no puedes. Porque verás, en tanto que eres hijo de Dios, Él no te va a dejar salirte con la tuya. Es posible que todos puedan hacer trampa y salir adelante, pero usted no puede.

Te van a atrapar. Dios no va a dejar que te las arregles porque eres su hijo. Dios te ama demasiado como para dejarte vivir con esas cosas. Y entonces, "Dios, Tú eres fiel. Cuando me afliges, Señor, porque Tus juicios son justos. Lo que has hecho, Dios, es justo. Con fidelidad me has afligido".

Que, te ruego, tu bondad misericordiosa sea para mi consuelo, según tu palabra a tu siervo. Vengan a mí tus misericordias, para que viva; porque tu ley es mi delicia. Que los soberbios se avergüencen; porque sin causa me han hecho perversidades; mas yo meditaré en tus preceptos. Vuélvanse a mí los que te temen, y los que han conocido tus testimonios. Sea mi corazón sano en tus estatutos; que no me averguenzo.

Mi alma desfallece por tu salvación, mas yo espero en tu palabra. Mis ojos desfallecen por tu palabra, diciendo: ¿Cuándo me consolarás? Porque me he vuelto como una botella en el humo; pero no me olvido de tus estatutos ( Salmo 119:76-83 ).

Y ahora uno de esos dos versículos en los que no se hace mención a la Palabra.

¿Cuántos son los días de tu siervo? ¿cuándo ejecutarás juicio sobre los que me persiguen? Los soberbios me han cavado fosas que no son conforme a tu ley. Todos tus mandamientos son fieles: injustamente me persiguen; ayúdame. Casi me habías consumido sobre la tierra; pero no dejé tus preceptos. Vivifícame según tu misericordia; así guardaré tu testimonio el testimonio de tu boca ( Salmo 119:84-88 ).

Luego el versículo Salmo 119:89 :

Para siempre, oh SEÑOR, permanece tu palabra en los cielos ( Salmo 119:89 ).

No tienes nada más permanente que la Palabra de Dios. Este edificio no es permanente en absoluto. Las aceras y el asfalto no son para nada permanentes. Esta tierra no es permanente. El sol no es permanente. Algún día probablemente se convertirá en una supernova y se quemará. Jesús dijo: "El cielo y la tierra pasarán, pero mi palabra nunca pasará" ( Mateo 24:35 ). Una cosa que Dios ha establecido para siempre es Su Palabra. "Para siempre, oh Señor, permanece tu palabra en los cielos".

Por eso es tan erróneo que hablemos de la Palabra de Dios aplicándose a una cultura en particular. "Oh, escribieron de acuerdo con la comprensión de su propia cultura de aquellos tiempos". Y es por eso que es tan malo para nosotros desafiar la Palabra de Dios o buscar cambiar la Palabra de Dios porque Dios ha establecido Su Palabra para siempre en el cielo. Es algo que... Dios lo dijo; eso lo resuelve. No hay duda de ello.

No hay discusión de eso. No hay desafío de eso. Es la Palabra de Dios. Está establecido para siempre en el cielo.
No cambia con las costumbres de una sociedad. Los mandamientos y las leyes de Dios no cambian porque las costumbres de nuestra sociedad hayan cambiado. La verdad de Dios es absoluta. La ley de Dios es absoluta. No es relativo a una situación. No es relativo a una sociedad. No es relativo a las costumbres de una sociedad. Dios ha establecido la ley absoluta. Su Palabra está para siempre establecida en los cielos. Si te encuentras discutiendo con la Palabra, estás equivocado. La Palabra de Dios es un tema resuelto.

Tu fidelidad es por todas las generaciones: tú estableciste la tierra, y permanece. Continúan este día según tus ordenanzas ( Salmo 119:90-91 ):

Es decir, la tierra y todo continúa conforme a las ordenanzas que Dios ha establecido.

porque todos son tus siervos ( Salmo 119:91 ).

El universo entero le sirve.

Si tu ley no hubiera sido mis delicias, entonces habría perecido en mi aflicción ( Salmo 119:92 ).

Hubiera sido aniquilado a menos que Tu ley estuviera allí.

Nunca me olvidaré de tus preceptos, porque con ellos me diste vida. tuyo soy, sálvame; porque he buscado tus preceptos. Los impíos me han esperado para destruirme: pero tus testimonios consideraré. He visto el fin de toda perfección: pero tu mandamiento es muy amplio. [Cuánto amo,] ¡Oh, cuánto amo yo tu ley! es mi meditación todo el día ( Salmo 119:93-97 ).

Eso es hermoso, ¿no? “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado, sino en la ley de Jehová” ( Salmo 1:1-2 ). ). "¡Oh, cuánto amo yo Tu ley! Es mi meditación". “Y en su ley medita de día y de noche” ( Salmo 1:2 ).

Con tus mandamientos me has hecho más sabio que mis enemigos, porque mis enemigos siempre están conmigo ( Salmo 119:98 ).

Nunca escaparás de los enemigos mientras vivas en esta tierra.

Tengo más entendimiento que todos mis maestros: porque tus testimonios son mi meditación. Entiendo más que los antiguos, porque guardo tus preceptos. Aparté mis pies de todo mal camino, para guardar tu palabra. No me he apartado de tus juicios, porque tú me enseñaste. ¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! ¡sí, más dulce que la miel para mi boca! Por tus preceptos adquiero entendimiento; por eso aborrezco todo camino de mentira ( Salmo 119:99-104 ).

Ahora, aquí el salmista está declarando: "Tengo más entendimiento que mis maestros. Soy más sabio que los antiguos". ¿Por qué? Por la Palabra de Dios. Entender la Palabra de Dios es tener verdadero conocimiento. La verdad inmutable de Dios. que sabiduria Que entendimiento.

Lámpara es a mis pies tu palabra, es lumbrera a mi camino ( Salmo 119:105 ).

Es la guía para mi vida.

He jurado, y lo cumpliré, guardaré tus justos juicios. Estoy muy afligido: dame vida, oh SEÑOR, conforme a tu palabra. Acepta, te ruego, la ofrenda voluntaria de mi boca, oh SEÑOR, y enséñame tus juicios. Mi alma está continuamente en mi mano, pero no me olvido de tu ley. Los impíos me han tendido lazo; no me he desviado de tus preceptos. Tus testimonios he tomado por heredad para siempre, porque son el gozo de mi corazón.

Mi corazón incliné a cumplir tus estatutos siempre, hasta el fin. Aborrezco los pensamientos vanos, pero amo tu ley. Tú eres mi escondite y mi escudo: espero en tu palabra. Apartaos de mí, malhechores, porque guardaré los mandamientos de mi Dios ( Salmo 119:106-115 ).

Esa es una buena escritura para que la tengas a la mano cada vez que recibas una invitación a algunas de las fiestas y algunos de los eventos que están ocurriendo alrededor. Sólo recuerda Salmo 119:115 , "Apartaos de mí, malhechores, porque yo guardaré los mandamientos de mi Dios".

Susténtame conforme a tu palabra, y viviré, y no me avergüences de mi esperanza. Sostenme, y seré salvo; y guardaré siempre tus estatutos. Porque hollaste a todos los que se desvían de tus estatutos, porque su engaño es mentira. Tú quitas como escoria a todos los impíos de la tierra; por eso amo tus testimonios. Mi carne tiembla de miedo tuyo; y tengo miedo de tus juicios.

He hecho juicio y justicia: no me dejéis en manos de mis opresores. Sé fiador por tu siervo para bien, y no me opriman los soberbios. Mis ojos desfallecen por tu salvación, y por la palabra de tu justicia. Haz con tu siervo según tu misericordia, enséñame tus estatutos. soy tu sirviente; dame entendimiento, para que conozca tus testimonios. Es hora de que actúes, oh SEÑOR, porque han invalidado tu ley ( Salmo 119:116-126 ).

"Tiempo, oh Dios, para que Tú trabajes". Miro al mundo de hoy y veo cómo han invalidado la ley de Dios. Veo como en nuestra nación han invalidado la ley de Dios. Es hora de que Dios actúe. Y Dios va a trabajar. Y eso muy pronto.

Por eso amo tus mandamientos más que el oro; sí, por encima del oro fino. Por tanto, estimo rectos todos tus preceptos acerca de todas las cosas; y aborrezco todo camino falso ( Salmo 119:127-128 ).

Estimo que todo precepto de Dios es justo.

Maravillosos son tus testimonios; por eso los guarda mi alma. La exposición de tus palabras alumbra; da entendimiento a los simples ( Salmo 119:129-130 ).

La entrada de la Palabra de Dios trae luz a los que están en tinieblas. Entendimiento a esos simples entendimientos.

Abrí mi boca, y suspiré, porque anhelaba tus mandamientos ( Salmo 119:131 ).

"Anhelo tus mandamientos, Dios". David dijo: “Como el ciervo tiene sed de las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía” ( Salmo 42:1 ). Sólo jadeando por el Señor.

Mírame a mí y ten misericordia de mí, como solías hacerlo con los que aman tu nombre ( Salmo 119:132 ).

Otro que no menciona la Palabra de Dios.

Ordena mis pasos con tu palabra: que ninguna iniquidad se enseñoree de mí. Líbrame de la opresión del hombre, y guardaré tus preceptos. Haz resplandecer tu rostro sobre tu siervo; enséñame tus estatutos. Ríos de agua corren por mis ojos, porque no guardan tu ley ( Salmo 119:133-136 ).

El dolor que sintió por la desobediencia a la ley de Dios por parte del pueblo.

Justo eres tú, oh SEÑOR, y rectos tus juicios. Tus testimonios que has mandado son justos y muy fieles. Mi celo me ha consumido, porque mis enemigos han olvidado tus palabras. Muy pura es tu palabra: por eso la ama tu siervo. Soy pequeño y despreciado, pero no me olvido de tus preceptos. Tu justicia es justicia eterna, y tu ley la verdad. Aflicción y angustia se han apoderado de mí, pero tus mandamientos son mis delicias.

La justicia de tus testimonios es eterna: dame entendimiento, y viviré. Lloré con todo mi corazón; escúchame, oh SEÑOR: guardaré tus estatutos. a ti clamé; sálvame, y guardaré tus testimonios. Impedí el alba de la mañana, y clamé: En tu palabra esperé. Mis ojos previenen las vigilias de la noche, para que pueda meditar en tu palabra. Oye mi voz conforme a tu misericordia: Oh SEÑOR, vivifícame conforme a tu juicio.

Se acercan los que siguen al mal: lejos están de tu ley. Cercano estás, oh SEÑOR; y todos tus mandamientos son verdad. En cuanto a tus testimonios, desde antiguo he sabido que tú los fundaste para siempre ( Salmo 119:137-152 ).

Así que están establecidos para siempre y han sido fundados para siempre. La Palabra de Dios es... es para siempre. Siempre lo ha sido y siempre lo será.

Considera mi aflicción, y líbrame, porque no me olvido de tu ley. Aboga por mi causa, líbrame; vivifícame conforme a tu palabra. Lejos está de los impíos la salvación, Porque no buscan tus estatutos. Grandes son tus misericordias, oh SEÑOR: vivifícame conforme a tus juicios. Muchos son mis perseguidores y mis enemigos; sin embargo, no declino tus testimonios. Vi a los transgresores, me entristecí; porque no guardaron tu palabra.

Considera cuánto amo tus preceptos: vivifícame, oh SEÑOR, conforme a tu misericordia. Tu palabra es verdadera desde el principio, y cada uno de tus justos juicios permanece para siempre. Los príncipes me han perseguido sin causa, pero mi corazón está atemorizado por tu palabra. Me regocijo en tu palabra, como quien halla muchos despojos ( Salmo 119:153-162 ).

Oh, el regocijo, ¿alguna vez te has regocijado por la Palabra de Dios? Me emociono tanto cuando leo la Palabra de Dios. A veces me encuentro con una promesa o un pasaje de las Escrituras y el Espíritu Santo simplemente me lo abre y me regocijo. Solo tengo ataques de gritos de alegría. Cuando Dios parece abrir la Palabra a mi corazón. Es como si hubieras encontrado un tesoro o algo así. Solo el glorioso regocijo y es algo que siempre me emociona cuando el Espíritu de Dios simplemente abre una escritura en mi corazón. Esto me da una nueva perspectiva, una nueva comprensión de su profundidad y todo.

Aborrezco y aborrezco la mentira, pero amo tu ley. Siete veces al día te alabo, a causa de tus justos juicios. Mucha paz tienen los que aman tu ley ( Salmo 119:163-165 ):

Lee ese. Subraya ese. "Mucha paz tienen los que aman tu ley".

y nada los escandalizará. SEÑOR, en tu salvación he esperado, y cumplido tus mandamientos. Mi alma ha guardado tus testimonios; Los amo sobremanera. Tus preceptos y tus testimonios he guardado, porque todos mis caminos están delante de ti. Llegue mi clamor delante de ti, oh SEÑOR; dame entendimiento conforme a tu palabra. Llegue mi súplica delante de ti; líbrame conforme a tu palabra. Mis labios rebosarán alabanza cuando me enseñes tus estatutos.

Mi lengua hablará de tu palabra, porque todos tus mandamientos son justos. Que tu mano me ayude; porque he escogido tus preceptos. He anhelado tu salvación, oh SEÑOR; y tu ley es mi delicia. Viva mi alma, y ​​te alabará; y que tus juicios me ayuden. Me he descarriado como oveja descarriada: busca a tu siervo; porque no me olvido de tus mandamientos ( Salmo 119:165-176 ).

Seguramente tenía mucho que decir acerca de la Palabra de Dios.

Hay una historia interesante sobre el salmo ciento diecinueve que sucedió en Inglaterra. Había un obispo que estaba a punto de ser ejecutado porque su patrón había caído en desgracia con el gobierno y había sido ejecutado, y el obispo estaba esperando en la horca. Y según la ley británica, tenía derecho a pedir que se cantara un salmo. Y así, el sabio obispo pidió el salmo ciento diecinueve.

Y debido a que era la ley de la tierra, comenzaron a cantar el salmo ciento diecinueve ante la horca, antes de que lo colgaran en la horca, y aproximadamente a la mitad del salmo, llegó su perdón. Y así, fue indultado y faltó a su cita en la horca. Si hubiera elegido Salmo 117:1-2 , habría sido eliminado.

Eso realmente sucedió. Spurgeon, en su Tesoro de los Salmos, habla de eso al comienzo del salmo ciento diecinueve. Él nombra al obispo y demás cuya vida fue realmente salvada por su elección de este salmo para ser cantado antes de su ejecución en la horca.

Ahora que el Señor esté contigo y te mantenga en Su amor y gracia, cuidándote, guiándote, protegiéndote durante esta semana. Que seáis enriquecidos en Cristo Jesús en todas las cosas. Y que tu comprensión del amor de Dios se incremente día tras día a medida que comienzas a sondear la profundidad, experimentar la altura del amor, la gracia y las misericordias de Dios hacia ti a través de Jesús nuestro Señor. "

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