153. Contempla mi aflicción y rescátame. El salmista enseña con su propio ejemplo que aquellos que están dedicados al servicio y al temor de Dios, no deben desanimarse aunque no sean recompensados ​​por ello en este mundo. Su condición en la tierra es de guerra y, por lo tanto, no deben desanimarse por la diversidad, sino estar satisfechos con la consideración consoladora de que la puerta de la oración está abierta para ellos. Sin embargo, el Profeta no se jacta de sus esfuerzos por cumplir la ley, como si quisiera que Dios le pagara el sueldo por su servicio, sino solo para demostrar que era uno de los siervos de Dios, tal como ha dicho su esperanza de que él estaba así en otros lugares. Esta razón, porque no he olvidado tu ley, por la cual le suplica a Dios que considere su aflicción y lo rescate, es particularmente forzosa en el presente caso; porque es una evidencia de falta de coraje ordinario cuando, en lugar de alejarnos del temor de Dios por la adversidad, luchamos contra las tentaciones y lo buscamos incluso cuando parece a propósito alejarnos de él.

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