169. Deja que mi grito (38) se acerque a tu presencia. El salmista repite el mismo sentimiento que ya hemos notado: que su principal deseo, y lo que él, sobre todo presionó después, con respecto a todo lo demás como de importancia secundaria, fue avanzar en el estudio de la ley divina. Por la palabra llorar denota seriedad. Estoy ansioso, como si hubiera dicho, por encima de todas las cosas, y estoy principalmente inflamado con este deseo (aunque sea justo y razonable) de que la luz de comprensión por la cual superamos a los animales inferiores y nos acerquemos muy cerca. Dios, puede ser preferido por mí a todas las ventajas terrenales. La expresión, según tu palabra, puede entenderse de dos maneras. Puede denotar que David le rogó a Dios que le impartiera entendimiento según su promesa; o, como algunos lo explican, puede dar a entender que deseaba que su mente estuviera enmarcada de acuerdo con la regla de la palabra de Dios, para que no fuera sabio de otro modo que no fuera la doctrina de la ley. Este último sentido no sería inapropiado, no estas palabras en el siguiente verso, Líbrame según tu palabra, presentan una objeción a tal interpretación. Sin dudar de que estas dos oraciones tienen un significado correspondiente, aunque a primera vista es más engañoso entender que David reza para ser sabio de acuerdo con el imperio de la ley, prefiero inclinarme al otro sentido, que le suplica a Dios que dónelo con entendimiento, en cumplimiento de su promesa. Y aunque Dios promete liberalmente todas las bendiciones a su pueblo, iluminarlo por medio de su Espíritu, para que puedan sobresalir en la verdadera y sólida sabiduría, tiene derecho a ser clasificado entre los principales de sus promesas. Esta doctrina es rentable para nosotros de muchas maneras. En primer lugar, se nos enseña que no hay nada más que desear que tener a Dios guiándonos por su luz, para que no seamos como bestias brutas. En segundo lugar, se nos enseña que este es el don peculiar del Espíritu Santo; porque hubiera sido en vano que David hubiera pedido. Dios para otorgarle lo que él tenía naturalmente en sí mismo, o que podría haber logrado por su propio esfuerzo. En tercer lugar, lo que he dicho acerca de la promesa es que se cumpla, hasta el final los fieles no duden en ofrecerse a Dios para ser iluminados por Él, quien declara que él será la guía de los ciegos, y quien se niega a no ser maestro y maestro de los pequeños y de los humildes.

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