5. Porque sé que Jehová es grande Tenemos aquí una descripción general del poder de Dios, para mostrar a los israelitas que el Dios que adoraron era el mismo que hizo el mundo, y gobierna sobre todo según su voluntad, tampoco hay otro aparte de él. No excluirá a los demás cuando hable de haberse conocido a sí mismo como la grandeza de Dios, sino que se lo debe considerar como aprovechando su propia experiencia para despertar a los hombres en general para que atiendan este tema y despierten al reconocimiento de lo que abunda en abundancia. Abierto a la observación. La inmensidad de Dios es lo que nadie puede comprender; Aún así, su gloria, hasta donde se consideró adecuada, se ha manifestado lo suficiente como para dejar a todo el mundo sin excusa para la ignorancia. ¿Cómo puede alguien que ha disfrutado de la vista de los cielos y de la tierra cerrar los ojos para pasar por alto al Autor de ellos sin pecado del tinte más profundo? Es con la idea, entonces, de despertarnos de manera más efectiva, que el salmista hace referencia a sí mismo al invitarnos al conocimiento de la gloria de Dios; o más bien, reprendió nuestro descuido al no estar lo suficientemente vivos como para considerarlo. La segunda parte del versículo hace aún más evidente la verdad de la observación que ya he declarado: que el diseño del salmista era retener a los israelitas en el servicio y el temor del único Dios verdadero, mediante una declaración en el sentido de que el Dios que hizo convenio con sus padres fue el mismo que creó el cielo y la tierra. Tan pronto como mencionó a Jehová, agregó que era el Dios de Israel. Se sigue como consecuencia necesaria, que todos los que se apartan de este Dios prefieren un dios que no tiene derecho al título, y que los judíos y los turcos, por ejemplo, en nuestros días, son culpables de meras tonterías cuando pretenden adorar a Dios. El creador del mundo. Cuando las personas se han separado de la ley y del evangelio, cualquier muestra de piedad que puedan tener equivale a una renuncia del Dios verdadero. El salmista tenía, por lo tanto, en su ojo cuando vestía a Dios con un título específico, para limitar a los israelitas a eso. Dios que estaba establecido en la doctrina de la Ley. Si por אלהים, Elohim, entendemos a los dioses falsos de los gentiles: el título se les otorga solo por concesión, ya que no podría asignarse adecuadamente a lo que son meras vanidades mentirosas; y el significado es que la grandeza de Dios eclipsa por completo a cualquier deidad fingida. Pero la expresión parecería incluir a los ángeles, como ya se ha observado, en quienes hay algún reflejo de la divinidad, como principados y poderes celestiales, pero que son exaltados por Dios, y se les asigna un lugar subordinado que no interfiere con su gloria (160)

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